La marihuana es una sustancia tremendamente segura. Aunque un abuso en su consumo puede provocar lo que se conoce con el nombre de hipotensión cannábica o artostatica. Es lo que comúnmente llamamos pálida, blanca, pato, bajón… Ésto es algo que prácticamente cualquier fumador ha experimentado alguna vez. Se da sobretodo en los consumidores principiantes y que aún no conocen sus propias limitaciones. Los fumadores más experimentados es más fácil que paren de fumar antes de sobrepasar el límite.
Varios factores pueden aumentar los síntomas, como la ingesta conjunta con alcohol, el cansancio físico o mental, la falta de alimentos y líquidos, o incluso las condiciones ambientales como calor y humedad excesiva. El nombre de «pálida», se le da por el aspecto pálido o blanquecino de la piel de quien lo sufre. Ésto se debe básicamente a la presión arterial baja que produce la marihuana. Además, sobre-estimular el sistema endocannabinoide con los fitocannabinoides de la hierba causa los efectos típicos de mareos, nauseas, ataques de pánico y paranoia.
Ante ésto, el cerebro comienza a liberar hormonas para el que organismo continúe irrigando sangre a los órganos vitales. Por ello son también frecuente que los temblores, la sudoración o el frío sean comunes. También cabe mencionar, que todos estos síntomas desaparecen con bastante rapidez, repetimos que la marihuana es muy segura aún en dosis excesivas. Además, siempre podemos ayudar a que nuestro organismo recupere la normalidad. O ayudar al que esté a nuestro lado. O el que esté a nuestro lado nos ayude a nosotros.
Ingiere comidas y bebidas azucaradas. Uno de los efectos de la marihuana, es que puede provocar una caída en los niveles de azúcar en la sangre. Ésto a su vez causa debilidad, malestar general o incluso la pérdida momentánea del conocimiento. Una bebida o comida azucarada como refrescos o pastelería, es un remedio rápido y eficaz.
Mantén conversaciones calmadas. Ante todo, debemos ser conscientes de que es sólo un efecto pasajero que desaparecerá pronto. O explicárselo al que tenemos a nuestro lado. También conviene mantener una conversación sobre otros temas, que ayudará a distraer la atención y no pensar en el estado que se sufre.
Usa un emoliente. Cuando se fuma marihuana, es común la sequedad bucal, la que llega a ser una sensación desagradable que no desaparece ni bebiendo cantidades de agua. Ésto se debe a la presencia de receptores cannabinoides en las glándulas submandibulares, que producen entre un 60 y 70% de la saliva. El THC se une a estos receptores y bloquean la acción de los compuestos que inducen esta producción. El uso de un emoliente ayuda a combatir eficazmente la sequedad bucal.
Ventílate. Para combatir los sudores fríos y la sensación de sofoco en momentos de pálida, lo mejor es un poco de aire fresco. Sal al exterior o siéntate cerca de una ventana. Respira despacio, profundo y relájate en la medida que te lo permita tu estado.
Acuéstate a descansar. El cuerpo es lo que pide en esos momentos. Descanso y sueño. Si es posible, además, hazlo con las piernas en alto, lo que mejorará la circulación. En cuanto te despiertes, serás una persona nueva y con pocas ganas de volver a experimentar la misma sensación. La siguiente vez que fumes será con mayor moderación.