El cultivo de marihuana en exterior en ocasiones se ve limitado por el espacio del que disponemos y no siempre se pueden tener plantas del tamaño que uno desease, bien por falta de espacio, o bien porque el espacio disponible no es un lugar para nada discreto y lo que menos interesa son plantas y que fácilmente puede ver cualquiera. En jardín, balcón, terraza, huerto o guerrilla, nunca viene de más tener en cuenta algunos conceptos que explicaremos en este post.
Podar una planta de marihuana puede llegar a ser todo un arte, una de las técnicas de cultivo más empleada que también se emplea para conseguir mayores rendimientos, siempre con la primera intención de como decimos reducir el crecimiento vertical de las plantas forzando su desarrollo horizontal, es decir a lo ancho. La punta apical de las plantas posee una hormona inhibidora del crecimiento que impide que las ramas inferiores la superen en altura. Eliminándola, en un primer lugar conseguiremos un crecimiento más homogéneo, al pasar las ramas secundarias a principales.
Normalmente, las podas en plantas de marihuana deben realizarse siempre en la fase de crecimiento o desarrollo vegetativo, cuando las plantas aún tienen un margen para poder recuperarse. Siempre hay excepciones, como pueden ser las sativas de floración larga, por lo general con un período de transición entre crecimiento y floración lo suficientemente largo como para que las plantas puedan amoldarse. Aunque si ya tenemos en mente nada más germinar nuestras semillas que vamos a realizar podas, lo mejor siempre será empezar cuanto antes y no esperar a que las plantas tengan los dos metros de altura.
Son varias los tipos de poda que se pueden realizar, repasaremos los más conocidos aunque a la hora de podar una planta, siempre que se respeten unos mínimos conceptos, la imaginación del cultivador será finalmente la que haga de un lienzo en blanco que es una planta, una obra de arte. Empezamos por lo más importante, podar no es quitar hojas. Dejar una planta pelada de hojas no es podar, y es algo que se suele ver a menudo entre cultivadores principiantes, guiados muchas veces por amigos o conocidos que no han cultivado una planta en su vida. Toda hoja es importante, así que en principio las hojas no se tocan, a no ser que se suprima la rama entera.
Los utensilios de poda es siempre imprescindible tenerlos bien afilados, sin óxido y desinfectados. Antes de cada poda, con un algodón y un poco de alcohol, limpiaremos las hojas de corte de tijeras y cuchillas, evitando cualquier posible infección en la herida que dejemos. En tallos blandos la herida se cierra en pocas horas, en tallos leñosos conviene usar una pasta cicatrizante. Y los cortes a poder ser, siempre en diagonal, lo que evitará acumulación de líquidos.
Es la poda más sencilla, conocida y empleada, consiste en eliminar la apical o la cabeza de la planta, con lo que se fuerza el desarrollo de las ramas secundarias. De entrada reduciremos considerablemente la altura que alcanzará finalmente la planta. También cuando la planta comience a recuperarse, la ramificación hará que ésta se desarrolle a lo ancho, obteniendo ejemplares con una estructura típica de arbusto.
La poda apical no conviene ni hacerla demasiado temprano, ni demasiado tarde. De cada brote inferior al corte obtendremos dos ramas, menos de los primeros nudos de la planta. Así que espera que al menos cuente con 6-7 pares de hojas antes de realizar la primera poda apical y obtener al menos 3-4 pares de ramas. Y tampoco esperes a tener plantas de metro y medio o dos metros.
Es el acrónimo de «Fuck I Missed» o en castellano «joder la cagué», es un tipo de poda descubierta por accidente, cuando un cultivador norteamericano estaba realizando podas apicales y accidentalmente podó sin querer la mitad del brote apical en lugar de suprimirlo entero. En lugar de corregirlo, dejó pasar el tiempo y observó que el resultado era asombrosamente espectacular.
Esta técnica consiste el eliminar un 60-70% del brote o yema apical. De este brote seccionado, en unos días comenzarán a salir nuevos brotes, que con un poco de práctica y perfeccionamiento, pueden llegar a superar los diez, crecimiento homogéneamente y debido a su densidad, forzando también el desarrollo horizontal en lugar del vertical. Es una técnica muy útil sobretodo para el cultivo en SCROG tanto en interior como en exterior.
Como su nombre ya nos hace intuir, se trata de eliminar las ramas bajas o nudos inferiores. Es una técnica más usada en cultivo de interior que en exterior, ya que el poder de penetración de las lámparas es limitado y todas estas ramas que quedan a la sombra de las apicales apenas tendrán producción, mientras sí consumirán recursos. Además permite una mejor ventilación.
En exterior no existe este problema, aunque siempre hay excepciones en las que puede venir muy bien, como ramas débiles, próximas al suelo y que con el peso de los cogollos en floración hará que terminen sobre él, ramas que quedan a la sombra de la propia planta, o nudos internos que apenas darán producción.