Cultivo

Descubre todo sobre los trasplantes de plantas de marihuana

Una de las tareas más habituales en el cultivo de marihuana son los trasplantes. Trasplantar consiste básicamente en trasladar una planta de su contenedor a otro de mayor tamaño. Se hacen por varios motivos que conviene repasar y comprender, pues las diferencias pueden condicionar totalmente nuestro cultivo y el resultado final. En primer lugar, los trasplantes se hacen para permitir que la planta siga creciendo. El desarrollo y tamaño de una planta es el fiel reflejo del tamaño de su masa radicular, y cuanto más espacio tengan para desarrollarse, mayor será la zona aérea, es decir ramas y follaje.

En principio y basándonos en ésto, podremos en cierto modo controlar el crecimiento de las plantas, ya que si las raíces cuentan con un espacio limitado para su desarrollo, las plantas también se desarrollarán menos. Y con un espacio ilimitado como cultivos directamente en suelo, se pueden conseguir ejemplares monstruosos de varios metros de altura y envergadura. Pero no se trata ni de tener una planta de 3 metros en una maceta de 10 litros, cosa bastante improbable, ni una de 30 cm en un gran contenedor de 100 litros, se trata de buscar un equilibro entre parte aérea y masa radicular.

Este nuevo espacio del que disfrutarán las raíces, debe ser un sustrato de buena calidad. Nunca nos cansaremos de repetirlo, ya que un buen sustrato puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso. Ha de ser sobretodo muy aireado, y que contenga mayor o menor cantidad de nutrientes en principio es irrelevante. Cultivadores prefieren sustratos enriquecidos que garanticen largas semanas de alimento, mientras otros prefieren desde el primer momento controlar los nutrientes en cada riego o de manera regular si se trata de abonos sólidos. Un sustrato rico en perlita, fibra de coco o vermiculita no es ningún problema, cuanto más esponjoso sea más facilidad tendrán las raíces para colonizarlo.

Y por último, un trasplante supone un pequeño estrés para las plantas. Aunque en pocos días agradezcan el nuevo sustrato y empiecen a crecen más sanas y con mayor vigor de lo que lo estaban haciendo, en un principio las plantas frenan su crecimiento, pueden a llegar a ponerse flácidas, o incluso morir. Pese a ser una operación muy sencilla y que no debería preocupar a nadie, a veces las cosas se tuercen cuando menos nos lo esperamos. Para éso, también siempre conviene seguir una serie de consejos a la hora de trasplantar nuestras plantas.

 

¿CUÁNDO HACER LOS TRASPLANTES?

Pues la propia planta suele manifestar cuando la maceta o contenedor se le está quedando pequeño. Las raíces ya no tendrán espacio para continuar desarrollándose y podrían asfixiarse, el sustrato tendrá menos capacidad para retener líquidos, las plantas no crecerán a buen ritmo ni aún abonándolas y también mostrarán un aspecto enfermizo. Saber cual es el momento exacto para trasplantar es algo que se aprenderá con un poco de experiencia.

Cada cultivador sigue la técnica que mejor resultado le da o le resulta más cómoda, nosotros en Cannabislandia os recomendamos realizar mínimo 2 trasplantes durante la fase de crecimiento. Comenzamos en una pequeña maceta, fácil de manejar y que nos permita mover las plantas fácilmente, puede que el sol exterior sea demasiado fuerte para unas plantas recién nacidas, o que a la vista de tormenta convenga tenerlas a salvo. Macetas de unos 3-5 litros y con un buen sustrato, garantiza un buen crecimiento durante unas 3-4 semanas.

 

El primer trasplante lo realizaremos aproximadamente al mes de germinar, antes o después como decimos lo demandará la propia planta. Usando siempre un buen sustrato, la siguiente maceta podría ser de unos 15-20 litros, donde aprovecharemos para corregir el posible espigamiento de las plantas enterrándolas hasta el primer par de hojas.

 

Y un segundo o último trasplante a su maceta o contenedor definitivo, tampoco pasaría nada por realizar un tercer o cuarto trasplante si fuese necesario, nosotros decidiremos acorde al tamaño de la planta o espacio de cultivo disponible, no todos pueden tener plantas del tamaño que quisiesen por simples cuestiones de discreción. Si en cada trasplante usamos un buen sustrato, durante toda la fase de crecimiento podremos prescindir de abonos líquidos, la planta como siempre irá demandando lo necesario, en este caso amarilleando primero las hojas más viejas.

Todos los trasplantes, los que sean necesarios, se deben realizar antes de que comience la fase de floración. En el hemisferio norte nos pondremos como límite para trasplantar en exterior finales de agosto, por lo que también debemos ser previsores y se nos venga a la cabeza hacer el último trasplante en julio, lo que podría también afectar a la cosecha y no para mejor.

¿CÓMO HACER EL TRASPLANTE?

Ni que decir tiene que en el momento de hacer los trasplantes debemos tener las cosas claras y de disponer de todo lo necesario, es decir sustrato suficiente para no quedarnos nunca cortos, y un buen material de drenaje como pueden ser bolas de arcilla expandida, la mejor opción por sus cualidades y precio bajo.

Si la planta que vayamos a trasplantar tiene el sustrato muy húmedo, corremos el riesgo a que se desmorone al extraerlo de su maceta, así que espera a que éste haya perdido gran parte de la humedad pero sin que llegue a estar demasiado deshidratado.

 

Primero pon en la nueva maceta una capa de drenaje de unos 4-5cm, y luego añade una capa de tierra. Comprueba más o menos la altura a la que quedará la planta en su interior para poner más o menos tierra, no te quede o muy enterrada o muy alta.

Con la mano, golpea ligeramente los bordes y el forno de la maceta con la planta para que se vayan soltando las raíces, inclina ligeramente la maceta y con cuidado tira del tallo central, sin hacer excesiva fuerza. Debería salir bie, de lo contrario, volveremos a golpear lo bordes o inclinaremos más la maceta para ayudar a sacar el cepellón lo más intacto posible.

Lo situamos en la nueva maceta y vamos rellenando con sustrato nuevo. Es importante que no queden bolsas de aire, así que poco a poco y presionando ligeramente pero nunca en exceso, que no que quede compacto, llenamos de maceta hasta un máximo de 4-5 cm del borde de la maceta.

Por último y con agua con pH corregido y si es posible con algún estimulador de raíces, regamos también poco a poco, pero sin llegar a encharcar todo el sustrato, ya de por sí con una humedad bastante aceptable. Las primeras horas puedes dejar las plantas en un lugar a la sombra, para después ya ubicarlas en su lugar habitual.