Los tricomas de la marihuana, descubre todo sobre ellos
La marihuana no sería marihuana si no fuese por los tricomas, esos cristalitos brillantes que comúnmente llamamos resina y que en floración cubren los cogollos y las hojillas cercanas. Y son tan importantes que sin ellos no estaríamos hablando de los efectos típicos de esta planta, pues en gran medida son los que contienen la inmensa parte de los cannabinoides y terpenos.
¿Pero que son los tricomas y por qué los produce la marihuana? Bueno, en primer lugar no son exclusivos de la marihuana, ya que muchas otras especies vegetales producen tricomas, aunque ni de lejos tienen el interés que los de nuestra amada planta. Aunque la teoría más aceptada es que los tricomas son un medio de defensa de la planta, todavía puede que falten por descubrir alguna explicación más.
Su principal función es la de proteger los cogollos y sus semillas contra los rayos ultravioleta del sol, pues son muy susceptibles a dañarse. Los tricomas producen sombra sobre la epidermis de la planta, y consigue mantener un microclima adecuado, ya que también ayudan a conservar la humedad. Protegen las flores contra el ataque de determinados insectos o animales, y también algunos de los aceites que contienen inhiben el crecimiento de algunos hongos.
COMPOSICIÓN DE LOS TRICOMAS
Durante muchos años se creía que los efectos de la marihuana se debían únicamente a la concentración de THC y CBD de cada variedad. Hace relativamente pocos años, se descubrió que también los terpenos jugaban un papel fundamental en los efectos. Una planta por tener más THC que otra no tiene por qué ser más potente, ni tampoco la cantidad de resina llega a ser relevante, tenemos el ejemplo de algunas sativas tropicales de producción muy pobre que en cambio tienen unos efectos no aptos para todo consumidor.
Los terpenos son compuestos orgánicos aromáticos y volátiles, que dan las características organolépticas a las plantas y que constituyen la mayor parte del aceite esencial producido por las plantas aromáticas. La proporción de los terpenos en la marihuana es normalmente inferior al 1 % pero algunas excepciones pueden alcanzar hasta el 10 % de la composición del tricoma. Son los encargados del aroma y sabor, y no sólo de la marihuana, sino de toda especie vegetal.
Algunos de los más importantes y presentes en el cannabis son el mirceno, pineno, limoneno, linalol, eucaliptol o cariofileno. La variación en el ratio entre estos terpenos es lo que produce la gran cantidad de aromas y sabores que se pueden encontrar en todas las variedades de marihuana. Y todos tienen características terapéuticas, por ejemplo el mirceno actúa como anti-inflamatorio, el pineno tiene una amplia actividad antibiótica, el limoneno tiene efectos ansiolíticos, el linalol tiene propiedades anticonvulsivas, o el eucaliptol que tiene propiedades immunosupresoras. A todos os sonará la aromaterapia o aspiración de aceites esenciales.
Los cannabinoides poca presentación necesitan. Los más importantes son el THC o tetrahidrocannabinol y el CBD o cannabidiol. Cabe destacar que la marihuana verde o fresca, contiene la forma ácida de los cannabinoides (THCA, CBDA, CBGA y CBCA) y que tienen una psicoactividad muy baja. Mediante el proceso llamado descaboxilación se convierten en THC, CBD, CBG y CBC. En total rondan del 20 al 30% del total del tricoma.
El THC es el responsable de que la marihuana tenga su mala y buena fama. Tiene propiedades analgésicas leves o moderadas, y un potente efecto pscicotrópico. Tiene numerosas propiedades terapéuticas, como propiedades antieméticas, aumenta el apetito y el consumo de alimentos, tiene un efecto beneficioso en cuanto a la espasticidad causada por esclerosis múltiple o lesiones de médula espinal, es beneficioso para el tratamiento del síndrome de Tourette’s, en la distonía y la disquinesia tardía, es en la actualidad uno de los remedios más eficaces en el tratamiento del glaucoma, del asma, de la epilepsia, y del síndrome de abstinencia en alcohólicos.
El CBD por su parte es un cannabinoide no psicoactivo que ejerce como amortiguador o freno de los efectos del THC, muy importante por la gran cantidad de efectos farmacológicos, antioxidantes y antiinflamatorios, además de muy útil en cuadros de ansiedad, psicosis, desórdenes del movimiento o para aliviar los dolores neuropáticos en pacientes con esclerosis múltiple, entre otros.
TAMAÑOS Y FORMAS DE LOS TRICOMAS
Principlamente podemos distinguir 3 tipos de tricomas en la marihuana y claramente diferenciables si se cuenta con un microscopio. También cabe destacar que los tricomas no son exclusivos de las plantas de cannabis hembra, los machos aunque en proporciones muy bajan, también cuentan con tricomas.
- El tricoma normal tiene forma de chupa chups, formador por un tronco o pie y una glándula. Es el más numeroso y contiene una gran cantidad de cannabinoides. Se producen en la fase de floración.
- El tricoma glandular no tiene tronco o pie. Su número es muy inferior a los anteriores, aparecen en cualquier fase de la planta y es común encontrarlo en el envés de las hojas. Contienen pocos cannabinoides.
- El tricoma no glandular tienen un tronco pero no tienen glándula, y cubren prácticamente todo el tronco y tallos. No contiene cannabinoides y su función es proteger a la planta.
Los tricomas pasan por cuatro fases, es muy importante seguirlas de cerca porque nos permitirán cosechar en el momento óptimo. Al principio los tricomas son transparentes, desde el comienzo de floración hasta casi las últimas semanas, donde progresivamente irán adquiriendo un color lechoso-blanquecino. Después se vuelven de un color ámbar-miel y por último y lo que se debe evitar, es que adquieran un color oscuro-negro, que indicará que la planta ha sobremadurado y los efectos no serán ni los mejores ni los más amenos.
El momento óptimo para cosechar, es cuando la gran mayoría de tricomas tenga un color lechoso y aproximadamente un 10-15% tenga un color ámbar. Los tricomas transparentes no contienen aún casi cannabinoides pues aún están en plena formación, por lo que la planta tampoco tendrá aún la potencia que debería. Merece la pena tener a mano un microscopio para cosechar en el momento justo en lugar de guiarse por los pistilos o pelitos que pueden dar mucho error.