Las semillas de cáñamo están consideradas un super-alimento. Extraídas de variedades de cáñamo industrial, es la planta de los mil usos ya que con ella se pueden hacer cuerdas, fibras textiles, aceites, pinturas, biocombustibles, papel, extracciones de CBD para uso medicinal, etc, etc. Es una planta muy resistente que crece incluso en los suelos más pobres y los climas más complicados. Necesita relativamente poca agua, no necesita el uso de pesticidas y su cultivo se está extendiendo cada vez más.
El cáñamo no contiene ningún cannabinoide psicoactivo como tampoco lo contienen sus semillas. No fue inconveniente para que el gobierno de EEUU prohibiese su cultivo, movido más bien por los intereses y presiones de los grandes magnates del petróleo y el algodón, que veían en el cáñamo una planta que apenas necesitaba recursos y hacía peligrar sus negocios.
Las semillas de cáñamo, por lo tanto, no contienen THC, y están clasificadas como fruto seco. Son de color marrón a gris oscuro, casi redondas y con un diámetro de 3-4 milímetros. La cáscara es dura y difícil de masticar, por lo que se suelen adquirir peladas. En el caso de semillas con cáscara, se suelen machacar bien en un mortero. Tienen un delicioso sabor entre piñón, nuez y almendra, muy común y reconocible. Aunque, sin duda, su mayor virtud no es su sabor, sino su contenido nutricional que analizaremos a fondo.
Sorprenden por su altísimo nivel de proteínas vegetales, esenciales para mantener una buena salud ya que constituye la base de nuestro cuerpo. Las semillas pueden contener hasta un 50% de proteína de fácil digestión, algo muy importante para personas vegetarianas o que en general consumen en sus dietas pocas proteínas. Además contienen 21 aminoácidos, entre los que se incluyen 9 aminoácidos esenciales que necesitamos pero que 0el cuerpo humano no llega a producir por sí mismo.
En cuanto a los ácidos grasos esenciales, se presentan en un perfecto balance 3:1 entre los Omegas-3 , los Omegas-6 y gamma-linoleico y los aceites grasos esenciales más importantes para el bienestar, ya que de ellos dependerá la flexibilidad y fluidez de nuestras membranas celulares, además de ser muy útiles en la prevención de artritis y reumatismos. El aceite de las semillas de cáñamo es rico en ácidos grasos poliinsaturados y contiene concentraciones bajas de ácidos grasos saturados, muy interesante desde el punto de vista nutricional, ya que hoy en día la dieta es cada vez más rica en ácidos grasos saturados, relacionados con el incremento del colesterol total.
Por otro lado, este aceite contiene además tocoferoles, sustancias que pueden reducir el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, cáncer y degeneración muscular debido a la edad, con importantes efectos antioxidantes. Contiene más tocoferoles que otros aceites vegetales ya de por sí ricos en esta sustancia como el de girasol o el de soja.
También, por su alto contenido en fibra, un 28% en semillas con cáscara y un 7% en las semillas peladas, son muy indicadas en personas que sufren trastornos digestivos. Ayuda a combatir el estreñimiento y la obesidad, ya que limpian y eliminan residuos y toxinas del aparato digestivo, una de las principales causas de enfermedades. En este sentido, las semillas de cáñamo sin cáscara contienen menos fibra, aunque la cantidad de aminoácidos es mayor.
100 gramos de semillas de cáñamo también contienen vitaminas y en especial E (90mg), B1(0,4mg) y B2 (0,1mg), además de los macronutrientes y oligoelementos esenciales cómo el fósforo (1160mg), potasio (859mg), magnesio (483mg), calcio (145mg), hierro (14mg), sodio (12mg), manganeso (7mg), zinc (7mg) y cobre (2mg).
El hierro, junto con las vitaminas del grupo B, son recomendables en caso de anemia. El magnesio ayuda en los periodos de fatiga física, relajando la tensión muscular, además de ser el segundo mineral que constituyente de los huesos. Sólo 4 cucharadas de semillas aportan casi el 50% de la cantidad diaria recomendada. También se ha demostrado que mejora el estado de la piel y el cabello, al igual que la vitamina E, ya tiene propiedades antioxidantes y hacen su consumo muy recomendable en caso de enfermedades degenerativas como la artrosis.
El mercado ofrece hoy en día la posibilidad de comprar semillas de cáñamo con cáscara, peladas o en harina, además de aceite de semillas de cáñamo. Se consumen de igual manera que cualquier otro fruto seco como nueces, avellanas, almendras o soja. Si son con cáscara se pueden germinar previamente y comer en ensaladas, como los brotes tiernos de soja. Se pueden añadir ya trituradas a yogures, galletas, como condimento de pastas, arroces…
La harina de cáñamo se usa como cualquier otra harina, con la particularidad de que, al no tener gluten, un aglutinante, no es muy sencillo conseguir una masa homogénea. En cambio, para galletas o bizcochos es perfecta. Para hacer pizzas por ejemplo, se puede mezclar con otro tipo de harina. También se puede usar en hamburguesas, rebozados, cremas…
Y, por último, el aceite de semillas de cáñamo, una importante fuente de ácidos Omega 3 y Omega 6, vitaminas, minerales y proteínas. Las semillas se prensan en frío a temperaturas inferiores a 50º, resultando en un aceite de un color verde oscuro con un sabor a frutos secos, y más concretamente a nueces. Perfecta para usar en ensaladas, tostadas o cualquier tipo de comida, preferiblemente para usar en frío.
Sea cual sea la forma de consumirlas, como vemos, las semillas de cáñamo son un alimento super completo y que cubre varias de nuestras necesidades nutricionales, previniendo además enfermedades y dolencias, pudiendo tranquilamente considerarse como fundamentales para la dieta humana.