Empezamos poniendo en un cazo la mantequilla a fuego lento hasta que se derrita, vigilando que no se nos queme. Por otro lado trituramos el hachís para facilitar que se disuelva en la mantequilla y la añadimos al cazo. Normalmente es suficiente el calor de la mantequilla derretida para en pocos segundos disolver el hachís. Si no fuese así, con un rato más a fuego lo conseguiremos. Y de momento ésto lo reservamos en un lugar seguro.
Deshacemos las magdalenas en un bol de buen tamaño, ya que después tendremos que trabajar la masa y necesitaremos ante todo comodidad. En otro bol fundimos el chocolate, bien al baño maría o bien en el microondas a intervalos de no más de 15 segundos. Añadimos el chocolate fundido, la nata líquida, el brandy y la mantequilla derretida con el hachís, sobre las magdalenas desmigajadas y amasamos hasta contener una masa homogénea.
La masa, que quedará compacta, la dejaremos reposar en la nevera unos 30 minutos aproximadamente para que coja cuerpo y sea más sencilla de trabajar. Cuando pase este tiempo, sacamos la masa y comenzamos con las manos a hacer pequeñas bolas no más grandes que una pelota de ping-pong. Finalmente sólo queda rebozar unas trufas en un plato con el coco rallado, otras con fideos de colores y de chocolate, cacao en polvo o lo que se te ocurra.
En un tupper o cualquier otro recipiente con tapa, en la nevera las podremos conservar varios días e incluso un par de semanas. La receta se puede variar, prescindir de las magdalenas y usar tan sólo chocolate, nata y mantequilla, por lo que debemos también reducir la cantidad de hachís pues conseguiremos muchísimas menos trufas y mucho más potentes. Ideales para reuniones, fiestas o disfrutar un solo a cualquier hora del día.
Como siempre que tratamos con cannabis ingerido, recomendamos mucha prudencia, pues los efectos son mucho más retardados que la marihuana fumada o vaporizada, y puede que hasta pasada una hora no notemos ninguna sensación. Pasarse con las dosis es muy sencillo y los efectos posteriores pueden llegar a ser muy desagradables, además de muy larga duración, hasta 6 horas en ocasiones.
Una dosis prudente, sería una o dos trufas por persona que cuente con un peso medio. No es recomendable ingerir más de cuatro, a no ser que ya se cuente con el nivel de experiencia suficiente y se considere una dosis responsable por parte del consumidor. Por otro lado, la cocina cannábica sigue siendo uno de los métodos de consumo más saludables y que cuenta cada día con más seguidores.
