Las raíces son la zona oculta de las plantas de marihuana y normalmente a la que menos atención prestamos, aún cuando es unos de los factores más importantes y determinantes en el crecimiento y producción final. Un sistema radicular sano y fuerte permite una mejor asimilación de nutrientes, plantas más grandes, fuertes y resistentes a plangas de insectos, hongos y enfermedades. Sus funciones principales son la absorción de agua y sales minerales o savia bruta del suelo, donde son conducidos hacia el tallo y hojas, transformándose en compuestos orgánicos durante el proceso de la fotosíntesis. Además, las raíces fijan a las plantas al suelo.
El sustrato que usemos debe tener las características adecuadas para su correcto desarrollo y siempre debemos tener en cuenta que el tamaño final de la planta dependerá del tamaño de la maceta que usemos. Un buen sustrato ha de ser aireado, esponjoso y con materiales que retengan la humedad como pueden ser perlita, fibra de coco, musgo o cualquier de las múltiples opciones que incorporan los mejores fabricantes de sustratos. Que tenga mucha o poca cantidad de nutrientes puede depender del gusto del consumidor, un sustrato fertilizado nos garantizará un suministro de alimento para las plantas para determinado período de tiempo, mientras que uno poco fertilizado nos obliga a usar abonos casi desde el primer momento. Sea como sea, éste no es un factor tan determinante si los nutrientes que aportemos o contengan los sustratos sean de buena calidad y preferentemente específicos para el cultivo de marihuana.
Las plantas obtenidas a partir de semilla, cuentan con una raíz primaria como podremos observar cuando la semilla germina, que crece en profundidad con numerosas raíces secundarias saliendo hacia los laterales, de ahí que una planta de semilla suele tener un vigor y crecimiento mayor que un esqueje simplemente por la disposición de las raíces. La raíz primaria o raíz apical tiene un gran poder de penetración en el sustrato, algo que sin duda notaremos si cultivamos en guerrilla o tierra madre, consiguiendo unos auténticos árboles si la tierra o la estructura del suelo es el adecuado. Así por ejemplo las semillas autoflorecientes se recomienda plantarlas en una maceta de gran tamaño y evitar trasplantes que puedan ralentizar unos días su crecimiento.
¿Pero cómo conseguir unas raíces sanas? Lógicamente cuidándolas y en la medida de lo posible facilitando a la planta la asimilación de nutrientes y la renovación de raíces muertas. Las enzimasEnzimas son moléculas de proteína que actúan como catalizadores sobre las raíces muertas, compuestas principalmente por celulosa, transformádolas en nutrientes fácilmente asimilables por las plantas y evitando así que sean caldo de cultivo de hongos fitopatógenos.
El uso de micorrizas crea una relación simbiótica con las raíces de las plantas y donde ambos obtienen beneficios. La planta recibe del hongo principalmente nutrientes, minerales y agua, y el hongo obtiene de la planta hidratos de carbono y vitaminas que él por sí mismo es incapaz de sintetizar mientras que ella lo puede hacer gracias a la fotosíntesis y otras reacciones internas. Así las plantas son capaces de explorar más volumen de suelo del que alcanza con sus raíces, capta con mayor facilidad ciertos elementos (fósforo, nitrógeno, calcio y potasio) y agua del suelo. La protección ofrecida por el hongo hace además que la planta sea más resistente a ciertos estreses ambientales cambios de temperatura, temporadas de sequía o cambios bruscos del pH. Los hongos Trichoderma se usan como y fungicidas, pues atacan y se alimentan de otros hongos, impidiendo que colonicen la planta. En la naturaleza, del 90 al 95% de árboles o plantas contienen este tipo de hongos de forma natural, de ahí la gran resistencia a las inclemencias que presentan.
Usar siempre la cantidad de nutrientes que la planta necesita evitará sobrefertilizaciones y daños en la estructura radicular, así como también debemos regular el pH del agua de riego para facilitar la asimilación de nutrientes y evitar la acumulación de los mismos si la planta tiene dificultad para asimilarlos. Ésto lo veremos en otro tema donde hablaremos sobre el pH y la EC, uno de los factores más determinantes en el cultivo. Si cultivamos en exterior y en maceta, preferiblemente las usaremos de color blanco o claro. Podemos pintarlas, forrarlas con papel plata, plástico o lo que se te ocurra. Ésto evitará que se sobrecalienten y las raíces puedan sufrir o terminar muriendo. Debemos poner una buena capa de drenaje que permita la expulsión del agua sobrante del riego, ya que no hay nada peor que agua estancada en la maceta, ya que las raíces se pueden asfixiar, pudrir o ser atacadas por algún hongo, lo que terminaría secando la planta entera. Hoy en en día y gracias a la gran ambición de los fabricantes de productos para el cultivo de marihuana cada vez más eficaces, contamos con multitud de macetas como las Aeropot, redondas y perforadas con un novedoso sistema de conos en la pared que permite una aireación suprema y un desarrollo masivo de las raíces, incomparable con cualquier otro sistema conocido hasta ahora.
Así que ya sabes, no descuides las raíces de tus plantas de marihuana, cuídalas y te lo agradecerán con mejor crecimiento y producción. En Cannabislandia siempre podrás encontrar los mejores productos y el mejor asesoramiento, así que no dudes en consultarnos si tienes cualquier problema.
Foto/s: La Marihuana | Cannabis Magazine | Rolling Stoned | Cañamo