La vida del cultivador no siempre es fácil. Vemos como nuestras plantas crecen sanas, hasta que un día sin motivo aparente nos las encontramos con un aspecto enfermizo, más próximas a la muerte que a la vida, o directamente muertas. Es indiferente el tamaño de la planta, interior o exterior, o que el cultivador sea principiante o el más veterano. En este post trataremos algunos de los motivos, cómo prevenirlos y una serie de consejos para que la cosecha sea un éxito garantizado.
Empezaremos por algo fundamental, que es la higiene. Desde el primer día debemos mantener el espacio de cultivo limpio como la patena. En interior desinfectar bien la zona si es que venimos de anteriores cultivos y una vez comencemos, eliminar todas las hojas muertas que puedan caer al sustrato. En exterior lo mismo, mantener el área próximo a las plantas libre de malas hierbas y restos vegetales que pueda haber sobre la superficie.
Una de las principales causas de la muerte en plantas, es el ataque de hongos a las raíces, y todo resto vegetal en descomposición es caldo de cultivo de hongos. Por éso siempre se recomienda el uso de sustratos esterilizados, absolutamente libres de hongos y/o enfermedades del suelo. Además al aire libre contamos con todo tipo de especies vegetales propensos al ataque de hongos como pueden ser rosales, plataneros de sombra o robles y que serán una amenaza para nuestras plantas.
Los hongos más agresivos a los que nos enfrentaremos serán el fusarium, el phytium y la botrytis, hongos en ocasiones invisibles que atacan las raíces de las plantas, que es la zona más delicada y que rara vez podremos detectar. La gran mayoría de muertes de plántulas es causado por el llamado dumping off o también marchitamiento fúngico, podredumbre de los semilleros y caída de plántulas. Y es precisamente lo que produce, la caída de la plántula por su acción sobre las raíces o la base del tallo. Si te ha pasado y le has echado la culpa al aire, es más que probable que fuese debido al dumping off, enfermedad producida por entre otros, los 3 hongos de los que hablamos antes.
¿Y cómo evitarlo? Pues en la medida de lo posible se deben evitar humedades excesivas tanto en el sustrato como en el ambiente, mantener una buena ventilación o plantar en zonas ventiladas, no regar en horas de máxima calor y proteger las raíces del sol. Las macetas negras en exterior siempre han sido una muy mala idea, mejor siempre blancas o de colores claros. También se pueden pintar, cubrir, darles sombra o cualquier invento que ayude a mantener el sustrato a una temperatura que ronde los 20-25º. Humedad y calor en el sustrato, y los hongos no dudarán en instalarse y atacar.
Y para prevenirlo, nunca es mala idea usar trichodermas y micorrizas, hongos beneficiosos que además de proteger las raíces hacen que se desarrollen mucho más rápido, aumenta el poder de nutrición de la planta y por lo tanto los rendimientos también serán más elevados. Tratar los hongos una vez se han instalado es complicado, por lo que la prevención siempre será el mejor recurso.
En el caso de las micorrizas actúan en simbiosis con las raíces, la planta recibe del hongo principalmente nutrientes minerales y agua, y el hongo obtiene de la planta hidratos de carbono y vitaminas. Preferiblemente se usará en la siembra y los trasplantes, siempre en contacto con la raíz. En el caso de las trichodermas, es un hongo que coloniza rápidamente las raíces de las plantas y ataca, parasita y/o se alimenta de otros hongos patógenos hasta su erradicación, se puede usar en trasplantes, riego o incluso pulverizado sobre las hojas ya que actúa contra otro tipo de hongos en zonas aéreas. Conjuntamente es como mejor trabajan y más beneficio se obtiene.
El riesgo del ataque de hongos no se termina en cuanto la planta alcanza un buen tamaño, no es extraño que un buen plantón de un día para otro se muera, tanto entero como una parte de él. Sin motivo aparente, nos encontramos con la planta totalmente mustia como si fuese escasez de agua aunque comprobamos que el sustrato está encharcado. Posiblemente sea debido al ataque de fusarium, letal y que pocas veces deja supervivientes una vez se instala. La primera situación poco remedio tiene, la segunda nos llevará a rápidamente cortar la rama muerta. Posiblemente el interior del tallo esté dañado en su interior y tengamos que hacer una buena herida para eliminar las zonas afectadas, tapando después con masilla para evitar posteriores infecciones. Quizá tengamos suerte y logremos salvar la planta.
Una vez nos aseguremos que la zona más importante de las plantas está a salvo y en óptimas condiciones, pasemos a los cuidados, otro de los causantes de más muerte de plantas. El exceso de cuidado o las prisas por que las plantas crezcan más rápido de lo que lo pueden hacer, puede terminar con plantas muertas por ahogamiento o sobrefertilización. No por comer más creceremos antes y estaremos más fuertes, tenemos más riesgo de sufrir un empacho que de mejorar nuestra salud. La marihuana es una especie muy agradecida que con pocos cuidados nos ofrecerá grandes rendimientos.
Los riegos son importantísimos. Dejar reposar el agua para que se degrade el cloro que es veneno para las plantas, no usar agua estancada, regular el pH o seguir unos buenos hábitos de riego son cruciales para la buena salud de un cultivo. Se debe regar abundantemente y poco a poco, dejando que el sustrato se vaya empapando lentamente y hasta que comience a salir un poco de agua por el drenaje de las macetas. No se deben dejar bolsas de sustrato seco, ya que las raíces de esa zona morirán. Una vez la tierra haya perdido gran parte del agua, cosa que deduciremos simplemente levantando la maceta, volveremos a regar como antes. No es buena idea regar con medios vasos o una cantidad fija al día, dependerá del tamaño y temperatura entre otros factores, que una planta demande más o menos agua.
Los abonos son muy necesarios, pero en su justa medida. Si se usa un buen sustrato, no se debe abonar hasta que la planta tenga unos 30 cm o pasen unas 3-4 semanas. Si la planta no crece en un buen sustrato, no debemos forzarla con más abonos porque lo que haremos será sobrefertilizar. Quizá sea culpa de la genética o ha salido una planta un poco más perezosa de lo normal, simplemente con agua y paciencia crecerá con total normalidad. Y una vez comencemos a usar abonos, siempre empezar usando la mitad de la dosis que recomienda el fabricante e ir aumentando hasta las dosis recomendadas.
No se deben usar restos orgánicos directamente en el sustrato. Ni mondas de plátano, ni de patatas ni raspas de sardina. Hay muchísima gente que las usa, porque efectivamente tienen un alto contenido en ciertos nutrientes que la planta agradece, pero previa compostación. Volvemos al principios, los restos orgánicos son caldo de cultivo de hongos, enfermedades y virus. «Yo lo hago y me funciona» es la explicación de muchos, hasta que un día se cargan las plantas. No cuesta nada 8 meses antes hacer un montón de tierra con todo éso y taparlo con un plástico para entonces sí disponer de un genial abono orgánico, casero y perfectamente compostado.
Para terminar, procura no usar productos de los que dudes su compatibilidad con la marihuana. Insecticidas en spray de casa y jardín, abonos demasiados desequilibrados o tierras sobrefertilizadas, pueden echar al traste todo el cultivo. Si bien hay productos que perfectamente se pueden emplear, siempre debemos comprobar bien que las concentraciones y/o formulación sean similares a las de uno específico y dado el caso, empezar poco a poco viendo la reacción de las plantas, más delicadas que un geranio o un limonero.