Ya hemos hablado del por qué la marihuana nos hace reír y por qué nos pone los ojos rojos, que son dos de los principales efectos a los que cualquier consumidor sucumbirá. Y la marihuana también da hambre, y los últimos estudios al respecto sirven para desentrañar este misterio: el THC estimula el apetito regulando un grupo de neuronas que normalmente lo suprimen, incluso cuando no tenemos hambre. Éste es uno de los principales motivos por lo que la marihuana es eficaz en el tratamiento de pacientes que tienden a sufrir pérdidas de apetito. Llevado al uso medicinal, es sabido que se emplea en enfermos de cáncer sometidos a quimioterapia o en enfermos de SIDA.
Pero no termina aquí, ya que los estudios afirman que los consumidores de marihuana tienen un índice de masa corporal menor y por lo tanto menos riesgo a padecer diabetes. Estos estudios concluyeron que el cannabis ayuda a mejorara el control de la insulina y regular el peso corporal, lo que podría explicar que por lo general los consumidores habituales no suelen ser obesos. El THC actúa como un estimulante del apetito pero en cambio cuando se desvanece todo vuelve a la normalidad, por lo que tras el apetito e ingesta inicial, hay una tendencia a pasar mucho tiempo sin comer, lo que mantiene el peso bajo control.
Un equipo de neurocientíficos de la Universidad de Burdeos, ha encontrado que en ratones el THC penetra en los receptores del cerebro aumentando significativamente la capacidad de estos animales para olfatear la comida aparte de estimularles el apetito. En primer lugar expusieron ratones a diversos alimentos nada apetecibles por los que mostraron tan sólo un interés inicial. Después de administrarles THC en cambio, siguieron olfateando, aumentando la sensibilidad a los olores. Por otro lado ante alimentos comunes mostraban un aumento del apetito, llegando a ingerir más cantidad.
El Dr. Tamas Horvath, profesor de neurobiología y medicina comparada en la Universidad de Yale, quién ha llevado a cabo una serie de estudios sobre comestibles de marihuana en pacientes de cáncer de páncreas, ha venido a demostrar que no hay asociación entre el uso de marihuana y la obesidad en cualquiera estudio científico existente hasta la fecha. También evolutivamente nuestros cerebros están desarrollados para anhelar alimentos de alto valor calórico cuando tenemos hambre, lo que sería la explicación a que cuando nos encontramos bajo los efectos de la marihuana pensamos más en alimentos con calorías que en alimentos saludables como ensaladas, frutas o verduras.
En los últimos años, una forma sintética del ingrediente activo de la marihuana, el delta-9-tetrahidrocannabinol (THC) ha sido aprobado por la Food and Drug Administration y está siendo prescrito para combatir la quimioterapia y la anorexia y náuseas producidas por el VIH. Este fármaco llamado»dronabinol» incluye varios nombres comerciales entre los que se incluye el Marinol, prescrito para estimular el apetito y mejorar el estado de ánimo en los pacientes ancianos apáticos, anoréxicos y frágiles, en los que parecía tener un efecto positivo.
Un estudio publicado en The American Journal of Medicine titulado «El impacto del uso de marihuana en la glucosa, la insulina y la resistencia a la insulina en adultos estadounidenses», reveló que los consumidores de marihuana tenían niveles significativamente más bajos de insulina en ayunas y eran menos propensos a ser resistentes a la insulina. Se estudiaron datos de 4657 pacientes, de los cuales 579 eran usuarios actuales de cannabis, 1975 consumieron cannabis en el pasado pero no eran usuarios actuales y 2103 nunca habían consumido cannabis.
A todos estos pacientes se les midió en ayunas los niveles de insulina y glucosa. Sorprendentemente, los niveles de insulina en ayunas se redujeron en los consumidores actuales de marihuana, pero no en los consumidores pasados ni en los que nunca lo habían consumido. La diabetes y sus trastornos metabólicos relacionados se han convertido en un problema de salud importante todo el mundo. Esta enfermedad se caracteriza por una reducción en la capacidad del cuerpo para procesar o metabolizar la glucosa que se produce por el consumo de azúcares y carbohidratos.
El páncreas produce insulina que metaboliza la glucosa y cuando la diabetes se desarrolla, el páncreas no llega a ser capaz de procesarla eficientemente, ya sea porque no produce suficiente insulina o porque el cuerpo ha desarrollado una tolerancia a la insulina causando una sobreproducción. Todo este exceso de glucosa se acumula en el cuerpo y puede causa aumentos en el peso, además de posibles daños a diversos órganos, como los ojos y los riñones. Ni que decir tiene que con el tiempo estos efectos pueden poner en serio peligro la vida. Otra vez más, se demuestra que los beneficios de la marihuana son incontables y que tan sólo falta que den luz verde a más investigaciones.