Una de las técnicas de cultivo de marihuana más espectaculares es la poda FIM, aunque también es una de las más impredecibles. Su origen, como tantas otras técnicas, viene de un error humano, cuando un cultivador yanqui, a finales de los 90, estaba realizando algunas podas apicales en sus plantas de marihuana y sin querer se le fue la mano y podando por donde no era, soltando un «Fuck, I missed!» o «Joder, la cagué!», frase por la cual debe su nombre la poda FIM.
Lógicamente y como después comprobó, para nada la cagó si no que sin querer acababa de inventar una poda que mejoraba la típica apical, la más convencional hasta la fecha. Pero vamos ya a meternos en la explicación, es muy fácil de entender y más fácil de realizar y en cualquier caso los riesgos de «joderla o cagarla» serán mínimos.
La poda apical como su nombre dice, consiste en eliminar la apical de una planta o rama, forzando a los brotes inferiores a la ramificación. La punta apical de la planta o de cualquier rama, tiene un inhibidor de crecimiento que impide que las ramas inferiores la superen en altura. No es exclusivo del cannabis, muchas otras especies también tienen ésta característica mostrando una estructura escalonada y/o columnar durante todo su crecimiento. En el momento que eliminamos esta punta apical, los brotes inmediatamente inferiores pasarán a ser dominantes, creciendo prácticamente con el mismo vigor.
Como es lógico, dos apicales crecerán menos que una sola, una gran opción para espacios limitados en altura o donde no nos podemos permitir tener plantas muy altas y que den el cante. También viene muy bien en variedades de cogollo muy compacto como pueden ser las líneas Critical en ambientes húmedos, siempre ayudará a ventilar cogollos más pequeños que una gran cabeza y finalmente la diferencia entre una planta podada y otra que no lo esté será mínima en cuanto a producción si es que llega a haberla, lo único que nos estaremos perdiendo es un gran cogollos con riesgos de que nos pille moho.
La poda apical se realiza sobre un nudo y dejando un mínimo de 3 nudos hasta la base del tallo. Así se fuerza el crecimiento de los brotes de cada nudo que en pocos días comenzará a estirar uniformemente. Si pasado un tiempo, a estas dos ramas les volvemos a aplicar otra poda apical, iremos multiplicando x2 el número de ramas finales. Las técnicas de cultivo SCROG o Main-Lining son un buen ejemplo de que buenas podas apicales y realizadas en su momento pueden llegar a aumentar la cosecha de una manera increíble.
La poda FIM, tomando este concepto anterior, consiste en eliminar tan sólo una parte de la apical en lugar de eliminarla entera cortando sobre un nudo. Nuestro cultivador yanqui decidió dejar la planta con la poda accidental así, tras haber cortado aproximadamente un 60% de la apical. En poco días pudo ver como iban saliendo hasta 5 ramillas de éste corte y todas con la misma fuerza, en lugar las dos típicas de la poda apical, donde las más vigorosas serán las dos siguientes al corte, perdiendo vigor según más se alejen de ellas y más se acercan a la base del tallo.
Pero, ¿cómo es posible? Hoy en día lo vemos como algo muy fácil de comprender, la explicación se debe en que la yema apical se concentra un gran número de nudos por centímetro. La apical es un capullito, está protegido por dos hojillas que si apartamos veremos otras dos hojillas y si las volvemos a apartar veremos las siguientes, estas hojillas salen de un nudo que a medida que la planta va creciendo los internudos estirando. Así que si esta apical la cortamos por el sitio exacto y debido a que la concentración de nudos es enorme, podremos tener suerte y forzar la ramificación, sería como hacer una apical sobre un brote con muchísimos nudos en lugar de dos, y creciendo todas con el mismo vigor.
Haciendo varias pruebas, consiguió optimizar la técnica de tal modo que casi siempre se aseguraba un mínimo de 7 ramas. Cortando un 70% de la apical comprobó que se obtienen los mejores resultados, llegando a conseguir hasta 10,11,12 o más ramas. El inconveniente es que cortar exactamente el 70% de la apical es complicado y tampoco no siempre es el mejor corte, en ocasiones cortando un poco más o un poco menos sale mejor. Lo importante a fin de cuentas es el mínimo de 5 ramas que conseguiremos y que irán creciendo todas a la misma velocidad. En el pero de los casos, por falta o por exceso de confianza, apenas cortaremos la apical y no conseguiremos más que las siguientes hojas vengan sin puntas, o que nos pasemos cortando y dejemos un mísera apical que forme callo y no ramifique nada de ahí pero con dos buenos brotes en el nudo inferior del que saldrán dos buenas ramas.
Si todo fuese positivo, todo el mundo la usaría, ¿no?. Aunque los inconvenientes realmente son pocos. Uno es que no todas las variedades de entrada no responden bien a las podas, bien sea que por sus características sea de crecimiento columnar, con ramas cortas y pegadas al tallo, o por el estrés que supone, por ejemplo en las autoflorecientes, que dado el caso siempre es preferible doblar para reducir su altura.
Otro problema puede llegar a ser la producción, si nos sale la poda FIM muy bien y conseguimos unas 10 o 12 ramas, tienden a ser bastante débiles y en cuanto comience la floración podremos ver que ya van cediendo con el peso. Un día de viento o de lluvia puede partirnos una buena rama, una de las pesadilla de cualquier cultivador. Prevenir ésto y usar tutores nos puede venir muy bien.
Foto/s: Cannabis Café | Tinypic