Una de las mayores decepciones que se puede encontrar un cultivador de marihuana, es a una planta hermafrodita. Las carencias o excesos tienen solución, los ataques de plagas y hongos tienen solución, pero una planta hermafrodita no y la solución pasa por cortarla y hacer compost con ella, o meterla en una bolsa de basura bien cerrada y tirarla al contenedor, ya que puede arruinar nuestro cultivo y los cultivos a varios cientos de metros a la redonda.
La marihuana es una especie dioica, lo que quiere decir que nos encontraremos con plantas macho y plantas hembra, y órganos sexuales diferenciados entre plantas. La mayor parte de especies vegetales en cambio son monoicas o hermafroditas, lo que significa que la misma planta contiene órganos sexuales femeninos y masculinos. Pero cualquier planta de marihuana también puede llegar a mostrar los dos sexos debido a dos factores: uno genético y otro ambiental.
El factor genético es un factor hereditario y a su vez un rasgo muy común en el cannabis y sobretodo en sativas tropicales. Las genéticas tailandesas o sudafricanas por ejemplo, son variedades en su origen muy propensas al hermafroditismo. Este rasgo se puede ir mejorando mediante los procesos de selección y cría que realizan los bancos de semillas, aunque no se puede llegar a aislar al 100% y puede que algunas plantas en determinado momento del cultivo muestren alguna flor de diferente sexo.
Aunque sin duda el factor ambiental es el más común, lo que llamamos simplemente estrés. Cualquier planta, aún siendo una hembra pura, puede mostrar alguna flor macho cuando se le somete a algún tipo de estrés continuado. Interrupciones del fotoperíodo nocturno, cambios bruscos de temperatura, excesos de abonos, heridas en ramas o raíces, o incluso ataques de plagas o el uso de insecticidas fitotóxicos son algunas de las principales causas por las que una planta de marihuana en algún momento dado pueda mostrar alguna flor macho.
Todo ésto quiere decir que por un lado podremos encontrarnos por un lado con plantas de marihuana que en su genética tienen ese rasgo hermafrodita, en cuyo caso la descendencia será en su mayor parte hermafrodita o con tendencia al hermafroditismo, y por otro una respuesta natural de la marihuana a estreses ambientales sin que en este caso estemos ante una planta hermafrodita. Llegado el momento, poco le importará al cultivador el motivo por el cual sus plantas muestran los dos sexos, aunque puede llegar a tomar una primera medida preventiva.
En primer lugar, durante todo el cultivo debemos prevenir y evitar cualquier tipo de estrés, ya que repetimos cualquier cualquier planta hembra puede llegar a mostrar alguna flor macho. Si resultase que de entrada ya contamos con una planta hermafrodita, puede que las condiciones favorables hagan que se desarrolle con normalidad. Evitar regar con el agua demasiado fría, sequías o encharcamientos… mantener una alimentación equilibrada… o mantener las plantas protegidas de la luz nocturna de alguna farola…
Si en crecimiento vemos que una planta que ya ha definido su sexo produce algún racimo de preflores macho en algún nudo, en un principio podremos quitarlo con la mano y comprobar que no es algún factor ambiental el culpable. Y a esa misma planta le prestaremos máxima atención, si produce alguna flor macho más cortaremos la planta sin contemplación, y en el mejor de los casos puede que mejorando ligeramente las condiciones de cultivo la cosa no vaya a más.
Si las flores macho aparecen a principio de floración, vigilaremos sobretodo si fuese a consecuencia de alguna contaminación lumínica, principalmente debido a la luz de alguna farola que interrumpe el fotoperíodo nocturno. Sobretodo si tienes más plantas, es un problema que a la larga podría afectar a todo el cultivo, aunque comiencen sólo a manifestarlo alguna o algunas plantas y no todas. A esas alturas ya no es buena noticia que aparezca alguna flor macho y lo mejor pasa por no jugársela y deshacerse de esa planta.
Si las flores aparecen en floración avanzada, puede que dentro de lo malo sea la mejor noticia. Podremos cosechar la planta en cuanto detectemos alguna flor macho y llegar a salvar la cosecha, siempre y cuando la maduración de los cogollos se aproxime a su punto óptimo. Si falta aún un mes para la cosecha, los tricomas apenas habrá producido cannabinoides que le den cierta potencia o terpenos que le den sabor. Es una pena, pero no vale la pena jugársela y que pueda polinizar otras plantas que tengamos.
Y si las flores aparecen y no nos hemos dado cuenta, puede ser que nos encontramos con cogollos cargados de semillas. En este caso lo mejor es hacer cualquier tipo de extracción para aprovechar los tricomas de las flores, pues resulta muy desagradable el sabor si se rompe alguna semilla al moler con el grinder. Por otro lado, estas semillas lo mejor es no cultivarlas pues contamos con bastantes probabilidades de que las plantas resultantes hereden el rasgo hermafrodita. En cambio son un buen aperitivo, ricas en fibra, ácidos omega 3 y 6, vitaminas, minerales…