En anteriores post hemos hablado de los nutrientes primarios o macronutrientes, que son el nitrógeno, fósforo y potasio. Éstos son los 3 elementos que la planta consume en mayores cantidades durante todo el cultivo. Los nutrientes secundarios que son magnesio, calcio y azufre. Hoy dedicatemos este post a los micronutrientes. Que los nutrientes se dividan en primarios, secundarios o micronutrientes no significa que sean menos importantes unos que otros, sino que las cantidades demandadas de unos serán menores que las de otros.
Zinc: su carencia es bastante común en climas áridos de pocas lluvias, y suelos alcalinos con el pH por encima de 7.0. Es un elemento necesario para la formación de clorofila cooperando con otros elementos. También se relaciona directamente en la creación de auxinas y hormonas, es imprescindible para la producción de azúcares y proteínas, y vital para el crecimiento del tallo de la planta.
Es uno de los micronutrientes que más deficiencias suele causar, las hojas más jóvenes comienzan a mostrar clorosis entre los nervios, las hojas nuevas nacen más pequeñas, arrugadas y retorcidas, pierden color y mueren. En floración los cogollos se vuelven quebradizos y más duros de lo habitual. En carencias severas el crecimiento y formación de cogollos se ralentiza o detiene.
Manganeso: es un micronutriente que se encarga del transporte de electrones fotosintéticos. Es absorbido por la planta a través de hojas y raíces. Tiene la capacidad de cambiar su estado de oxidación, pudiendo participar en varios procesos oxido-reducción enzimática que facilitan el intercambio y transporte de iones. Junto al hierro ayuda al nitrógeno en la producción de clorofila.
Las deficiencias de este nutriente son bastante comunes en cultivos de interior. Los primeros síntomas de carencia de Mn se dan en las hojas jóvenes, que amarillean entre los nervios mientras éstos permanecen verdes. Después la deficiencia se traslada a las hojas de más viejas. En casos de déficit severo, las hojas desarrollan puntos de zonas muertas. El crecimiento se detiene y la floración puede ser más prolongada.
Boro: no es uno de los micronutrientes que suela traer problemas durante el cultivo, aunque nunca debe faltar. Poco se sabe del boro, salvo que ayuda a que el calcio sea absorbido por las plantas, e interviene en la división, maduración y respiración celular. Funciona de enlace de la germinación de polen y también podría ayudar a la síntesis de una base para la formación del ácido nucleico según evidencias científicas.
Las carencias de B afectan a las raíces, que tienden a hincharse, decolorarse y detener su desarrollo. También a los brotes de las plantas que muestran quemaduras similares a las producidas por las lámparas. Las hojas aumentan su grosor y se vuelven quebradizas, los brotes se retuercen, desarrollan necrosis y finalmente mueren en los casos más severos.
Cobre: forma parte de un gran número de enzimas y proteínas. Las plantas precisan muy poco cobre durante su desarrollo. Interviene en en metabolismo de los hidratos de carbono, en la fijación de nitrógeno, en el proceso de recudir oxígeno y colabora en la fabricación de azúcares.
Carencias de Cu pueden llegar a ser muy comunes. Las hojas más jóvenes se comienzan a marchitar, empezando por las puntas y los bordes, cambiando el color hacia un gris-cobre oscuro. Con déficit severos la planta se puede marchitar entera, mostrando un aspecto triste como si fuese falta de riego. El crecimiento se ralentiza y los rendimientos nos menores.
Cloro: en forma de cloruro es uno de los micronutrientes fundamentales para realizar la fotosíntesis, así como la división celular en raíces y zonas aéreas de las plantas de marihuana. Incrementa la presión osmótica en las células, que regulan el flujo de humedad abriendo y cerrando sus estomas. No suele ser un compuesto que se añada a los abonos y rara vez representa un problema ya que la gran parte de aguas contienen cloro.
Las deficiencias se dan en las hojas más jóvenes primero, que amarillean y marchitan. En casos severos, las hojas de vuelven de un color bronce muy característico. Lo más peligroso son los excesos, como decimos por aguas cargadas de Cl. Las puntas de las hojas y brotes nuevos se queman, las hojas adquieren un color bronce-amarillo, y el crecimiento se ralentiza.
Hierro: es vital el transporte de electrones durante la fotosíntesis, la respiración y la producción de clorofila. También están relacionados con los sistemas enzimáticos y permite que las plantas empleen la energía que aportan los azúcares. Por último es necesario para la asimilación y reducción de nitratos y sulfatos. En general a las plantas de marihuana les cuesta absorber hierro.
En cultivos en interior es una carencia más común que en exterior. Se relaciona sobretodo por un nivel de pH por encima de 6.5. Primero las hojas más pequeñas se vuelven de un color más pálido y muestran amarillamiento entre los nervios mientras éstos permanecen verdes, comenzando en el ápice de las hojas en lugar de las puntas. En casos severos las hojas se caen. En ocasiones una deficiencia de Fe puede deberse a un exceso de cobre.
Cobalto: se considera otro de los micronutrientes apenas necesario para el crecimiento de las plantas y la gran parte de fabricantes de abonos no los incluyen en sus formulaciones. Sin embargo es muy necesario para el desarrollo de las bacterias beneficiosas. También es útil para la absorción de nitrógeno y existen evidencias de que interviene en la formación de compuestos aromáticos. Las carencias afectan a la disponibilidad de nitrógeno.
Molibdeno: es uno de los micronutrientes que rara vez presenta problemas. Forma parte de dos de los sistemas enzimáticos más importantes y que convierten los nitratos en amonio. Las deficiencias de Mb causan deficiencias de nitrógeno. Las hojas más viejas comienza a amarillear desarrollando clorosis entre los nervios, retorciéndose en los casos más severos, que como decimos son muy poco frecuentes.
Silicio: es el segundo elemento más abundante en la corteza terrestre y se puede encontrar una gran cantidad de él en sustratos y aguas. Forma parte de las paredes celulares y ayuda a que niveles de hierro y magnesio se mantengan altos. Rara vez nos encontraremos con carencias, ni tampoco está probado que un exceso de Si sea perjudicial sino al contrario, incrementa la tolerancia de la planta frente a plagas, sequías y calor.
Níquel: las enzimas precisan de este nutriente para descomponer y emplear el nitrógeno a partir de la urea. Resulta también imprescindible para la absorción de hierro. No es una carencia muy común y suele relacionarse con carencias nutricionales de otros elementos, el más común el nitrógeno.
Sodio: es un nutriente que se precisa en concentraciones muy muy bajas, ya que un exceso puede bloquear otros elementos y causar graves carencias. Cuando se mezcla con cloro forma sal común, un peligro para la salud de las plantas. En este aspecto cuanto menos sodio contenga el suelo o la solución nutriente, mucho mejor.
Flúor: es común que algunas aguas contengan cantidades de este nutriente abundantes, y si se concentra puede volverse tóxico. No está del todo claro que una toxicidad o deficiencia de flúor esté relacionado con problemas durante el cultivo de marihuana.