La marihuana índica es una de las dos grandes familias de la especia cannabis sativa junto a la marihuana sativa. El tercer grupo, las rudelaris o autoflorecientes, comprenden apenas un puñado de variedades autoflorecientes que son de las que derivan la totalidad de las actuales en combinación con híbridos comerciales, pero en otro tema ya hablaremos de ellas y en esta ocasión nos dedicaremos exclusivamente a la marihuana índica.
Comenzaremos hablando de que las variedades índicas son originarias de las zonas subtropicales del planeta, principalmente de Asia y África y concentrándose mayoritariamente en el Hindu Kush, un inmenso sistema montañoso en el corazón de Asia Central. No sólo éste es el origen de la subespecie de marihuana índica sino de todo el cannabis que podemos encontrar distribuido por todo el mundo, las variedades sativas incluidas. Así, bajo la influencia de este cordillera, crecen variedades índicas en Pakistán, Afganistán, Uzbekistán, Kazajstán, Kirguistán, Turkmenistán, la India (de ahí su nombre de índica) o incluso Irán, donde estas variedades son el sustento de muchas familias y destacan por la gran calidad del hachís que producen. En Marruecos o el Líbano, hace siglos también han encontrado unas condiciones similares donde crecer el estado salvaje y adaptarse perfectamente al clima.
Al estar alejadas del ecuador, los fotoperíodos irregulares hacen que la marihuana índica se haya desarrollado para ofrecer una única cosecha al año, creciendo durante la primavera e inicios de verano y floreciendo una vez que ha alcanzado una altura ideal. La reducción de horas de luz que se dan en estas fechas y la llegada del duro otoño, hace que terminen su ciclo antes de que el frío o las lluvias puedan echar a perder el fruto. Además en estos terrenos agrestes y en ocasiones hostiles, las plantas reaccionan produciendo una cantidad de resina descomunal, uno de los sellos característicos de este subespecie.
La marihuana índica suele ser de tamaño pequeño, tallos y ramas gruesas e internudos cortos. Las hojas son muy características, muy grandes y con los peciolos muy anchos, en ocasiones la hoja es del tamaño de un plato llano, adaptadas para poder recibir más cantidad de luz solar. Como ya hemos comentado, son variedades que florecen muy rápido, adaptadas a hacerlo antes de la llegada del invierno y que suelen destacar por el grosor y compacto de los cogollos. Son de sabores dulces, terrosos, frutales y florales, no en vano las diferentes variedades de hachís de estos país productores de algunas de las plastilinas más deliciosas destacan por su sabor. Los efectos son potentes, muy físicos y relajantes con una cantidad de CBD bastante elevado, lo que las hacen muy apropiadas para usar como marihuana medicinal pues actúa como un relajante muscular, alivio el dolor, aumenta el apetito, alivia el estrés y la ansiedad o ayuda en los trastornos del sueño.
Durante la ocupación soviética y la guerra de Afganistán, a las décadas de los 70 y 80 del siglo XX, muchas de estas líneas desaparecieron y otras se vieron alteradas por la introducción posterior de otras variedades procedentes de otras regiones. También los cultivos de opio se han terminado imponiendo a los de marihuana, ya que precisan menos cuidados, menos agua y se puede cultivar durante más meses. Es por ello que muchas de las genéticas índicas más reconocidas y famosas, parten de grandes trabajos de los mejores breeders del momento y casi al mismo tiempo que el conflicto soviético-pakistaní sembraba el caos en la zona.
Aún con todo, son más abundantes los bancos de semillas que ofrecen variedades 100% índicas que 100% sativas, gran parte por la demanda del cliente que suele preferir plantas de floración rápida. Afghani, Alien Kush, Mazar-i-Sharif, China Yunan, Taskenti, Black Domina, OG Kush, Hash Plant o Maple Leaf son algunos de los ejemplos de índicas, aunque por recomendar tan sólo 5 y no todas ellas, optamos por éstas:
Las variedades índicas son de muy fácil mantenimiento, son de tamaño muy controlable que apenas estiran una vez entran en floración, por lo que son una de las mejores opciones para cultivar en interior. Por su estructura, son ideales para realizar cultivos en SOG partiendo de pequeños esquejes en macetas de 1 o 3 litros dependiendo del medio de cultivo, donde se pueden conseguir unas producciones escandalosas.
Uno de los inconvenientes, es la humedad, ya que al ser plantas de cogollos muy compactos pueden llagar a verse afectados, por lo que no son muy buena opción para climas lluviosos o húmedos por contra lo que podamos pensar. Muchos cultivadores no tienen en cuenta ésto y sólo piensan en que al ser de floración rápida es suficiente para cosechar sin problema. No sería mala idea usar preventivos tanto para hongos como para el ataque de orugas, que en las flores de estas genéticas hace unos estropicios terribles. Bacillus Thurigiensis contra las orugas y Botrybel, a base de Bacillus Velezensis contra la botrytis y otros hongos, serán de gran ayuda.
Foto/s: Cannabis Online | High Times | Tropical Seeds Company