La marihuana de Pakistán es famosa por su potencia y enorme producción de resina, produciendo uno de los mejores hachís del mundo. Este país del sur de Asia es uno de los productores de hash más importantes a nivel mundial, gran parte de la producción se destina al tráfico a través de Oriente Medio y Asia Central con direcciones a Europa, África y América del Norte.
Pakistán es un país montañoso que comparte fronteras con China, la India y Afganistán, siendo con éstas últimas con las que comparte más características. No en vano, en el Hindu Kush, un macizo montañoso situado a caballo entre Afganistán y el noroeste de Pakistán con una extensión de unos 800 km de largo, crecen libremente algunas de las genéticas de cannabis índica más influyentes de la historia. Normalmente cuando la gente habla de Hindu Kush las suele relacionar con índicas afganas como la variedad que lleva el mismo nombre, pero realmente el Hindu Kush comprende todas las variedades de esta cordillera, incluyendo las del Chitral pakistaní o el Mazar-i-Sharif afgano, llamadas comúnmente kush o hash plants (plantas de hachís). En las zonas más bajas del extenso territorio de Pakistán el cannabis crece de forma silvestre y que suelen tener un bajo contenido en cannabinoides, generalmente C. sativa o C. rudelaris.
Fue uno de las primeras zonas del mundo donde el cannabis se cultivó hace miles de años, donde las condiciones climáticas ha hecho que en su evolución sean plantas de maduración temprana forzada en gran parte por la sequía y la altura de su cultivo, y que se caracterizan por ser ejemplares cortos, compactos y gruesos que crecen en forma de pequeño árbol de navidad, con una estructura piramidal o cónica y hojas grandes y anchas. El cannabis crece de forma natural en muchas zonas del país y hoy en día está muy extendido su cultivo debido a la inestabilidad política y económica, donde la venta de hash es el sustento de muchas familias.
Al igual que sus parientes del Hindu Kush afgano, existe cierto debate si incluirlas en la subespecie de cannabis afghanica, y es que sus características son muy distintas de otras índicas como pueden ser las de la vecina India que contienen una mayor cantidad de THC y poco CBD, mientras que las afganas y pakistaníes pueden contener los mismos niveles de THC que de CBD. Las características tanto de crecimiento como de efectos, rápidamente fueron introducidos durante las décadas de los 60 y 70 por primera vez en Estados Unidos para reducir los largos períodos de floración de las sativas, dando lugar a los primeros híbridos índica/sativa y de los que hoy descienden gran parte de lo que hoy conocemos.
La marihuana de Pakistán es principalmente cultivada para la elaboración de hachís, la forma más fácil de almacenar, vender y transpotar. El hachís tradicionalmente se elabora tras el secado de las plantas al sol, golpeadas sobre tamices hecho de distintos materiales hasta que se obtiene un polvo oscuro que se conoce localmente como garda, formado por un conglomerado de los tricomas secos de los cogollos. Es bastante común que se hagan viarios tamizados para obtener distintas calidades que varían en pureza y por supuesto precio. También es común que al hash de peor calidad se le añada todo tipo de adulterantes para darle un mejor aspecto.
El cannabis en Pakistán es ilegal y aunque el país se encuentra bajo una gran presión por parte de la comunidad internacional, en el caso de la marihuana es poco común que los habitantes tengan problemas. Varias comunidades religiosas como los sufíes y los hindúes, llevan siglos consumiéndola para alcanzar la iluminación espiritual sin que las autoridades pongan impedimento. El cambio el tráfico sí está muy perseguido, aunque en ocasiones no acarrear ni sanciones y se contentan con las incautaciones.
Desafortunadamente y al contrario que las afganas, no existen muchas variedades pakistaníes:
Foto/s: La Marihuana