Semillas

Marihuana afgana, la Reina de las extracciones de resina

La marihuana afgana es conocida en todo el mundo por producir algunos de los hachís más deliciosos. Son plantas de cannabis índica procedentes de Afganistán, generalmente originarias de las laderas de la cordillera del Hindu Kush, un macizo montañoso situado a caballo entre Afganistán y el noroeste de Pakistán con una extensión de unos 1000 km. Aproximadamente el 75% de Afganistán es terreno montañoso y ocupa la mayor parte de esta gran macizo, el segundo más alto del mundo.

En 1926, el botánico y explorador ruso Nikolai Vavilov viajó por Asia Central y documentó las diversas variedades que se cultivaban en la zona, estableciendo años después una clasificación para las distintas subespecies de marihuana y entre la que se encontraba la Cannabis sativa Afghanica. Décadas más tarde el también botánico y horticultor estadounidense especializado en el cannabis Robert Clarke la clasificaba dentro de la subespecie Cannabis afghanica en su libro «Cannabis: Evolution and Ethnobotany«, y es que la fisionomía de la marihuana afgana es de planta índica, pequeña, muy compacta, de hojas grandes y anchas de color verde oscuro y en ocasiones moradas.

Gozan de un clima que podría catalogarse como continental extremo, con verano calurosos e inviernos fríos, con escasas precipitaciones, donde excepto unos cuantos valles fértiles como el de Herat al noroeste, el resto es territorio semidesértico o desértico. Al estar alejadas del ecuador los fotoperíodos hacen posible una única cosecha al año. Las temporadas de siembra varían de región a región, mientras en el norte se realiza en abril o mayo, en la zona central se realiza en mayo o junio. A la hora de cosecharlas se suele hacer al mismo tiempo, a lo largo de los meses de octubre, noviembre y diciembre.

Si por algo destacan las variedades de marihuana afganas son por la producción de resina, siendo posiblemente las más resinosas del mundo sin nombrar híbridos comerciales y que dado el caso, habría que comprobar si su genética contiene alguna afghana pues seguramente así sea. Este producción de resina ha sido aprovechada desde hace siglos por los cultivadores locales para la elaboración de algunos de los hachís más deliciosos y potentes, ya que tienen un alto contenido en THC, pero también en CBD. El efecto suele ser sedante, físico y narcótico.

Varios conflictos irían marcando el destino de las variedades afganas en el propio país como en su emigración. Durante la ocupación soviética muchas especies desaparecieron. Durante la guerra civil y posterior gobierno de los talibanes estuvo en práctica ‘la prohibición del opio’ entre 1994 y 2000, se cree que el grupo se financiaba con la producción de hachís. Finalmente desde la invasión estadounidense, los cultivos de cannabis vuelven a crecer por encima de los de opio. En un país con un índice de pobreza como el de Afganistán, la marihuana y el hachís generan más beneficios que la amapola, además de menos gasto de recursos. Aunque el Islam es severo con las plantas alucinógenas, existe una tradición muy arraigada y tanto el cultivo y consumo de cannabis como el de opio no están del todo mal vistos. Y a los narcotraficantes les da igual mientras obtengan sus preciados fardos. Muchas variedades landrace afganas, por otro lado, viajaron a EEUU o Europa gracias a militares o hippies que son en su mayor parte la herencia que conocemos hoy en día.

Actualmente Afganistán vuelve a ser el mayor productor mundial de hachís, datos del 2010 de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) estimó que se cultivan hasta 24.000 hectáreas de cannabis cada año, cifra que actualmente puede ser casi el doble. Por ejemplo en Marruecos se cultivan casi 50.000 hectáreas, en cambio el rendimiento de uno y otro es muy diferente, mientras que en Marruecos se obtiene una media de 40 kilos por hectárea, las variedades de marihuana afgana ofrecen hasta 145 kilos por hectárea, gracias a la cantidad de resina que producen.

Los principales métodos de extracción de resina cambian según la región, aunque la más usada es tamizando los cogollos una vez secos durante los fríos meses de enero o febrero que facilita la tarea. En algunas zonas situadas más al Sur usan el método más típico de la India y el Hilamalaya que consiste en frotar los cogollos con las manos, recogiendo después la resina acumulada en los dedos, las famosas charas. A diferencia del hachís marroquí que después de tamizado lo prensan en seco sin usar calor, el afgano o localmente conocido como Garda, lo calientan con una cerilla hasta que se derrite y se funde en la mano, amasándolo a continuación hasta formar una bola pegajosa, oscura y brillante de hachís. Este lento proceso hace que estas bolas sean muy caras, aparte de que la calidad es muy alta.

Según datos, la variedad de marihuana afgana más cultivada en el propio país es la Mazari, presente casi en la mitad de los cultivos, seguida de la Watani con un 35% y Logari Shadani, insignificante vestigio de las decenas de landraces que poblaban el Hindu Kush hace décadas y resultado como siempre de guerras y de la acción del hombre sobre uno de los terrenos donde más concentración de variedades de marihuana se contabilizaban.  Afortunadamente hay bancos de semillas que ofrecen auténticas variedades afganas, genéticas que entusiasman a los amantes de las extracciones de resina, así como grandes híbridos sin los que el panorama cannábico actual no sería el mismo.

MEJORES VARIEDADES DE MARIHUANA AFGANA COMERCIALES

Entre las genéticas afganas más influyentes y sin las cuales no conoceríamos muchas de las variedades actuales destacan la Northern Lights e Hindu Kush. Variedades como NL#5 x Haze, Black Domina, Diesel, Nepal Kush o Pot of Gold,  Jack Herer y todos los híbridos surgidos a partir de éstos. Aunque sin duda alguna la que cambió todo fue la Skunk, un cruce de Afgana, Mexico y Colombia que destaca por su característico olor y sabor a afgana apestosa, una de las mejores plantas de todos los tiempos. Otras genéticas legendarias que contienen afganas son OG Kush, Blueberry, AK47 o Mazar.

Para los amantes de este tipo de genéticas, en Cannabislandia tenemos la mejor oferta y una gran oferta de variedades de marihuana afgana y de las que destacamos estas 5. Si prefieres otras, no dudes en consultarnos:

  • Hindu Kush de Sensi Seeds es una variedad procedente de esta cordillera, una índica potente y resinosa de fácil cultivo. Desarrollada hace décadas, se trata de una de las plantas más cultivadas y famosa por la calidad del hachís de produce. Sus cogollos repletos de cristales llenarán de sutiles aromas todas las cercanías del cultivo. Cualquier amante de las genéticas índicas, caerá rendido ante esta genial variedad.

«L.A. Confidential» de DNA Genetics.

  • L.A. Confidential de DNA Genetics es un genial cruce de O.G. LA Affie x Afghani, ambas con ascendencia afgana. El resultado es una variedad de marihuana Índica de fácil cultivo, excelente producción y un sabor y potencia increíbles, no en vano ha conseguido prestigiosos premio desde su aparición a mediados de la década de los 2000.
  • Northern Lights de Sensi Seeds, es una de las mejores creaciones de Neville Schoemaker en The Seeds Banks. Después se asociaría y más tarde vendería todo su trabajo a la Sensi Seeds que hoy en día conocemos. Super resinosa, no destaca por su olor en floración como lo puede hacer cualquier típica índica afgana lo que la hace muy apropiada para interiores. Su sabor es dulce y sus efectos potentes y relajantes, ideal para desconectar de cualquier preocupación.
  • Hash Plant de Sensi Seeds, es como su nombre dice, una verdadera planta de hachís, con una de las mejores producciones de resina que se pueden encontrar. Variedad de fácil cultivo, crecimiento columnar y tamaño pequeño-medio, ideal para terrazas, balcones o pequeños jardines.  Tiene sabor terroso con trasfondos a pino, una delicia que nos dejará una agradable sensación de relajación, ideal para dormir.
  • Deep Chunk de Tom Hill es una variedad de marihuana afgana pura, introducida en el norte de California a finales de los 70. Se trata de una planta apestosa, con unas hojas de un tamaño como en pocas variedades se puede ver y unos cogollos que se cubrirán de una capa de resina que apenas dejará ver el verde de las flores. Sin duda es uno de los mejores materiales de crianza para los que busquen hacer sus propias semillas partiendo de variedades puras.