No cabe duda de que un secado lento, favorece a la calidad final de un cogollo de marihuana. ¿Pero quién en alguna ocasión se ha visto sin marihuana seca y plantas recién cosechadas? En estos casos es difícil tener la paciencia necesaria para esperar varias semanas a que se complete el secado, y se optan por otras opciones para secar la hierba rápidamente. No vamos a decir que es la mejor opción, pero repetimos, ¿quién no lo ha hecho en alguna ocasión?
Un secado óptimo debería tener una duración de entre 2 y 4 semanas. Cuanto más dure esta fase, más calidad tendrá la hierba. La clorofila se irá descomponiendo poco a poco, los cogollos cambiarán su color verde por uno más pálido/grisáceo y se suavizará su sabor, resultando más agradable al paladar. Un secado rápido por la contra, no conseguirá degradar la clorofila, la hierba tendrá un sabor como a césped y nuestra garganta lo notará.
De todos los sistemas de secado rápido, éste es posiblemente el mejor. Podremos emplear temperaturas respetuosas con los tricomas, por lo que los cannabinoides no se dañarán. A partir de los 110º los cannabinoides comienzan a descarboxilarse, es decir que los cannabinoides en estado ácido se transforman en su forma neutra. Si los cogollos los vamos a fumar o vaporizar, lo mejor es trabajar con una temperatura más baja, la propia calor de la combustión o vaporización se encargará de hacer un descarboxilado en el momento.
Precalienta en horno a unos 80º, e introduce en una fuente de horno los cogollos sin amontonar. Cada 20-30 segundos, abre para controlar su estado. Cuando los comiences a notar crujientes, extrema la vigilancia. Si te pasas conseguirás que los cogollos se deshagan en polvillo. Con una temperatura más baja, se tardará algo más, pero también es más fácil conseguir la textura perfecta.
Si se habla de secado rápido, sin duda el horno microondas es el mejor. Pero en cambio por la temperatura de trabajo, no es ni de lejos la mejor opción. Pero volvemos a repetir que ésto lo haríamos en casos excepcionales y de urgencia, nada igualará a un secado lento y sin prisas. Usando el microondas tenemos varias opciones. La primera es poner los cogollos directamente sobre el plato giratorio. Selecciona una potencia baja, en torno al 50% del total. Enciende el microondas y cada 10 segundos, ábrelo para comprobar la textura de los cogollos. Es fácil pasarse, por lo que vigila muy bien y no te entretengas haciendo otra cosa.
La segunda opción, es usando vapor. Para ello ten a mano varias servilletas de papel. Coloca uno sobre una fuente o un plato hondo. Sitúa encima los cogollos en pequeñas porciones. Coge otro papel de cocina y empápalo de agua, pero sin que chorree ni gotee. Cubre el plato con él y pon la tapa antisalpicaduras del microondas. Ahora selecciona una potencia del 40%. Prográmalo 1 minuto. Pasado este tiempo, sacamos la fuente o el plato y dejamos que se enfríe. Si el trozo de papel situado bajo los cogollos se ha humedecido, pondremos uno seco y repetiremos con otro minuto. Normalmente se debe repetir esta operación unas 3-5 veces en total.
Éste es uno de los métodos más comunes, aunque dependiendo de las fechas es una opción más o menos viable. En verano lógicamente nadie usará una estufa, y las propias temperaturas altas comunes de esas fechas harán que podamos disponer de otras alternativas similares. Tampoco sería es sistema más rápido, ya que de media se tardaría entre 1 y 2 días. Y además el olor que desprenden los cogollos será muy intenso, mucho más que si tuviésemos un cultivo interior en plena floración.
Deshaz los cogollos grandes en cogollos de menor tamaño. Sitúalos sobre un plato, y el plato sitúalo sobre la estufa o próximo a ella. Puedes usar una servilleta de papel para envolver los cogollos, absorberán bastante de su humedad y el secado se producirá antes. Como decimos, mínimo se necesitan unas 24 horas, aunque nunca conviene pasar demasiado tiempo sin comprobar como transcurre el secado.
Un secador de pelo es una muy buena opción por varios motivos. Por un lado el aire caliente permite un secado uniforme, al penetrar fácilmente en el interior de los cogollos. Y por otro no existe riesgo a que se quemen por trabajar con temperaturas no demasiado elevadas. En una media de dos horas, un cogollo completamente verde puede estar perfectamente seco.
Para ésto, puedes usar una bolsa de papel bastante comunes hoy en día, o un bote de vidrio. Deshaz los cogollos en pequeñas porciones e introdúcelos en la bolsa o bote. Ahora debes ingeniártelas para situar el secador de tal manera, que una vez encendido el flujo de aire se introducza directamente en el interior del bote o bolsa de papel, pero a una distancia prudente. Como comentamos, en unas dos horas los cogollos estarán perfectamente secos. Ten en cuenta que un secador no está pensado para trabajar tanto tiempo sin interrupción, así que mejor que trabajes en intervalos de 20-30 minutos, esperando un tiempo prudencial para no sobrecalentarlo.
Cabe destacar antes de nada, que dentro de los geles de sílice se debe optar por los de grado alimentario. Éstos pueden estar en contacto directo con alimentos o medicamentos, así que no afectará en nada a los cogollos. Para el secado exprés de cogollos son la mejor opción. El tiempo que dure el secado dependerá del grado de humedad de los cogollos y la cantidad de gel que usemos.
Mete primero el gel en el interior de un bote, sobre el gel pon una servilleta, y a contuniación los cogollos. En unas 4-5 horas habrán perdido gran parte de la humedad, pero todavía estarán algo húmedo. Retira el gel, mételo en el microondar unos segundos para secarlo, y vuelve a repetir el proceso de nuevo, tantas veces sea necesario hasta conseguir que los cogollos tengan la textura deseada por cada uno.