Seguro que todos conocéis el cuento de la lechera, una de las fábulas más famosas de Samaniego, donde una joven que llevaba un cántaro de leche a vender, iba pensando en todo lo que haría con el dinero conseguido… hasta que tropezó y el cántaro se rompió, derramando toda la leche. En este post analizaremos qué beneficios reportaría la legalización del cannabis en España, sabiendo que a corto plazo no entra en los planes del gobierno y todo lo analizado vendrá siendo el cuento de la lechera.
Partimos de que la marihuana es la sustancia ilegal más consumida del mundo. Se estima que un 3,8% de la población mundial fuman marihuana habitualmente, lo que son más de 160 millones de personas en todo el planeta. Uno de los últimos informes de la ONU sobre este tema, certificó que su consumo está aumentando, lo que ha hecho que algunos gobiernos comiencen a rendirse en una lucha que no tiene sentido como tampoco la tuvo la Ley Seca en Estados Unidos a principios del siglo XX, y que provocó un auge considerable del crimen organizado.
En España y según algunos datos facilitados por el Ministerio de Sanidad, el 30% de la población ha consumido marihuana al menos una vez. Un 7,6% la consume al menos una vez al mes. Y un 2% lo consume diariamente. Casi 1 millón de consumidores en un país de 50 millones, son muchos consumidores. Los que autocultivan son una immensa minoría, y la gran mayoría tiene que recurrir a un mercado negro que está demostrado que nunca se podrá exterminar. Son cada vez más los gobiernos que como decimos dan la lucha por perdida y una vez demostrado que el cannabis no es más perjudicial que el tabaco o el alcohol, van permitiendo su venta. La lluvia de ingresos que tienen estos gobiernos superan todas las expectativas previstas. El ejemplo lo tenemos en los estados de USA.
En primer lugar y comparándonos por ejemplo con California, que tiene 10 millones de habitantes menos, nos podríamos ahorrar de entrada varios miles de millones eliminando el gasto policial y gasto judicial persiguiendo y condenando a consumidores, cultivadores y narcotraficantes. Pudiendo comprarla legalmente y con un control sanitario como el tabaco y el alcohol, lógicamente nadie o casi nadie recurriría a un mercado negro que en la mayoría de ocasiones ofrece muy pocas garantías.
Por otro lado los impuestos directos de la venta de marihuana. Un consumidor habitual y tirando por lo bajo, gastaría 1 gramo de hierba al día y con un precio que podría rondar los 4 euros el gramo, al año sumarían unos 1.400 euros, de los que el estado ingresaría además del IVA del 21% que se aplica al final del proceso otra serie de impuestos aplicables también con el tabaco y el alcohol, entre 300 y 400 euros por consumidor. Tan sólo con los consumidores habituales, sumarían entre 300 y 400 MILLONES de euros al año.
El cannabis también es una industria que genera muchos empleos. En Colorado por ejemplo, la industria del cannabis generó en 2015 más de 18.000 empleos a tiempo completo. En España contamos con un clima privilegiado y tradicionalmente se ha cultivado cáñamo durante siglos. Y también un país con una gran tasa de paro. Una industria como la cannábica contaría con puestos de empleo desde jardineros a investigadores, desde responsables de dispensarios a transportistas.
No terminamos aquí. Desde que el cannabis se legalizó en muchos estados de EEUU, ha disminuído el consumo en menores de edad y se ha visto que ha aumentado en personas de 50 a 70 años de edad, relacionado sobretodo a consumo terapéutico. Se estima que el ahorro en gasto farmacéutico con pacientes que recurren a la marihuana y no a otro tipo de fármacos es de unos 165 millones en el año 2013 y tan sólo en los 17 estados donde el cannabis medicinal es legal, faltan por conocer los datos completos de este año 2017, con las recientes legalizaciones en varios estados más. Se calcula que supondría entre los 450 y 500 millones anuales si la legalización en EEUU fuese en todo el territorio.
Todo ésto puede suponer cerca de los 7.000 millones anuales que podrían reducir el déficit de nuestra débil economía en más de un 12%, además de otros ingresos indirectos como el mayor número de negocios especializados que tendrían que abastecer a todos éstos cultivos y posterior procesado. Los prejuicios de los gobernantes son el principal freno, una vez se ha demostrado que realmente la marihuana no es una simple planta más. El cuento de la lechera termina aquí, aunque quizá no haya hecho más que empezar.