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Hoja de marihuana, descubre todo lo que necesitas saber

Todos estaremos de acuerdo en que si hay una planta fácil de identificar es el cannabis. La hoja de marihuana es inconfundible, cualquier persona casi de cualquier edad la reconoce inmediatamente, tanto si ha visto alguna vez una planta o no. Y tampoco es nuevo, ahora vemos camisetas, gorras, pegatinas, mecheros o carteras decoradas con alguna hoja de marihuana, pero la verdad es que desde hace miles de años, desde Japón hasta Egipto, ha estado apareciendo en pinturas o jeroglíficos. Sabemos que el cannabis jugó un papel fundamental en el desarrollo de algunas de las primeras civilizaciones, no sabemos si en sus ropas o libros, elaborados con fibras de cáñamo, llevaban grabados con hojas de marihuana a modo decorativo (de Bob Marley fijo que no), pero sí que le dedicaron grandes obras de arte para la época como se puede comprobar en las pinturas rupestres de Kyushuu, Japón.

Y qué más sabemos de la hoja de marihuana aparte de su típica e internacional forma? La primera imagen que a todos nos ha llegado del cannabis es una hoja con 7 puntas anchas, 5 de ellas más grandes y 2 más pequeñitas pegadas al tallo y en su conjunto formando un círculo con su parte alta afilándose. Pero no todas las variedades tienen las hojas iguales, ni en número de puntas ni en tamaño, existiendo principalmente dos grandes diferencias.

Y vamos a entrar en tecnicismos muy fáciles de entender. Las puntas de la hoja de marihuana se llaman foliolos. Son hojas compuestas, es decir tienen múltiples foliolos. Y el número de foliolos es normalmente impar, y decimos normalmente porque la naturaleza es caprichosa y nos regala casos extraordinarios y de todo tipo. Los foliolos se unen en un peciolo, que es el palito que une la hoja al tallo de la planta. Las puntas de los foliolos por su parte son los ápices. Y por supuesto que ya sabrás que la parte de arriba de la hoja es el haz y la de abajo en envés.

Las plantas de marihuana cuando nacen cuentan con dos pequeñas hojitas ovaladas y lisas llamas cotiledones, que son las hojas primordiales que se encuentran en el germen de la semilla. Además tienen un alto contenido en nutrientes que aseguran que la pequeña plántula sobreviva durante los primeros días. Las dos siguientes hojas en aparecer ya nos irán pareciendo más la marihuana, tan sólo contarán con un foliolo pero su forma aserrada en los bordes será inconfundible. A medida que la plántula crece y van brotando más hojas, éstas irán aumentando el número de foliolos hasta que alcance la edad adulta y se estabilicen el número de foliolos, que podrán ir desde los 3 hasta los 13 o más. Cuando la planta entra en la fase de floración, ocurre el fenómeno inverso y las nuevas hojas irán disminuyendo el número de foliolos hasta 3 o 1 punta, todas esas pequeñas hojillas incrutadas en los cogollos.

Las variedades sativas, se caracterizan por tener unos foliolos muy largos y delgados, como estiletes, en ocasiones de no más de medio centímetro de ancho. Estas variedades originarias de zonas tropicales, se aclimataron a las mínimas diferencias entre los fotoperíodos nocturnos y diurnos lo que hace que crezcan a la vez que florecen y con floraciones de varios meses. También se desarrollaron para sobrevivir en densas vegetaciones y aguantar las tormentas tropicales con sus tallos delgados y finas hojas que ofrecen una mayor resistencia a lluvias intensas o fuertes vientos.

Las variedades índicas por su parte, tienen los foliolos más cortos y anchos, y no es raro ver alguna variedad con hojas del tamaño de un plato. Proceden de zonas subtropicales como Afganistán, Pakistán o en Norte de la India, donde los otoños ya suelen ser fríos y duros. En estas condiciones se han desarrollado para terminar su ciclo antes de la llegada del otoño aprovechando al máximo los soleados veranos y nada mejor que unas hojas anchas para recibir la mayor cantidad de sol.

También existen rarezas como plantas de hoja palmeada o Duck Foot pues su forma recuerda a los pies de un pato. O la famosa ABC australiana (Australian Bastard Cannabis), una mutación que presenta hojas irregulares con peciolos de poco más de un centímetro de longitud y sin el típico aserrado en sus bordes, que son completamente lisos. Durante un tiempo se ha intentado hibridar estas plantas con el fin de conseguir variedades que por su apariencia a simple vista no pareciera marihuana, pero de momento aún no se ha avanzado lo suficiente.

La combinación genética de índicas y sativas ha dado lugar a diferentes morfologías y un cultivador experimentado es capaz de reconocer a simple vista y sin mucho error el porcentaje de índica/sativa de una planta viendo sus hojas. Ya conocer una variedad concreta por una hoja de marihuana es prácticamente imposible. Puede que nos dé alguna pista, pero generalmente es más complicado que ganar la lotería.

Cada hoja de marihuana es un pequeño pulmón para la planta. Son los órganos especializados en realizar la fotosíntesis o función clorofílica, que es la conversión de materia inorgánica en materia orgánica gracias a la energía que aporta la luz. Su aspecto nos indicará también el estado de la planta, desde carencias a excesos o presencia de plagas. Que tengan siempre un color verde intenso será sinónimo de una planta saludable. Que presenten decoloraciones, las puntas de los peciolos adquieran aspecto de garra o se pongan lacias, indicará que algo no marcha bien y debemos comenzar a tomar medidas.

Las hojas no se deben quitar de las plantas. Porque podar no es quitar hojas, es quitar ramas o secciones enteras. Cada hoja que permanece en la planta hace una función vital, si en floración molesta o da sombra a algún cogollo, simplemente podemos apartarla, su aserrado facilitará entrelazarla con otra y ponerla de modo que no estorbe. Son flexibles y se pueden guiar al antojo. Y si por cualquier cosa se nos rompe, pues tampoco debemos lamentarnos, un accidente no es un acto intencionado.

Una pregunta que mucha gente hace es «Se fuman las hojas de marihuana?». Pues en principio no. Y decimos en principio porque quien más y quien menos seguro que se ha fumado alguna vez algunas hojas a falta de cogollos. La experiencia seguramente no fue la esperada, lógicamente, si tenemos en cuenta que los tricomas o resina se encuentran en los cogollos. La hoja de marihuana también tiene cannabinoides, aunque su cantidad es despreciable. Quien no tenga el hábito de fumar o lleve tiempo sin fumar, sí que puede llegar a experimentar algún efecto, pero como decimos es despreciable y en ocasiones más producto de la sugestión.

Otra cosa son las hojillas próximas a los cogollos y que suelen concentrar una importante cantidad de tricomas. Ésas son perfectas para hacer extracciones de resina cuando contemos con una buena cantidad, un poco de leche cannábica, mantequilla, aceite, pomada… en nuestro blog de marihuana ya hemos publicado alguna receta cannábica que podrían serte de gran utilidad si no sabes que hacer con los restos de la manicura.

Foto/s: La Marihuana