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Hachís de CBD de Plant of Life; descúbrelo en Cannabislandia

Una de las últimas alternativas para consumir cannabidiol es el hachís de CBD. Se une al aceite CBD, e-líquidos con CBD, cápsulas, infusiones, ungüentos, pomadas, comestibles… Todas y cada una de ellas se adaptarán a cualquier persona, busque lo que busque. Por comodidad, los aceites o cápsulas son la mejor opción. Los e-líquidos, infusiones o el propio hachís, requiere una preparación previa, sea usar una pipa o infusionar con agua.

El hachís de CBD no deja de ser un hachís tradicional. Pero en este caso, en lugar de ser un derivado de la marihuana, es un derivado del cáñamo. Se usan cogollos de cáñamo procedentes de cultivos ecológicos. Estas variedades se seleccionan por sus grandes cantidades de CBD y casi una total ausencia de THC. En ningún caso superan el 0,2% de tetrahidrocannabinol legal permitido, por lo que los efectos de estas extracciones no son psicoactivos.

El hachís se obtiene prensando la resina obtenida de las flores del cannabis. Esta resina son los tricomas, unas glándulas resinosas que cubren el cogollo, donde se encuentran cannabinoides, terpenos y flavonoides. Numerosos estudios indican que el origen del hachís se encuentra en la antigua Persia, hace siglos. Hoy en día, nuestra vecina Marruecos es el principal exportador de hachís, muy por delante de otros países que tradicionalmente se caracterizan por la exportación de este producto, como Nepal, India, Afganistán o Líbano entre otros.

Para extraer la resina de las flores, se usan varios métodos. Desde el más antiguo que es cribando las flores con un cedazo o frotando los cogollos con las manos, hasta mallas de extracción con agua y hielo o centrifugadoras que ahorran horas de trabajo. Esta resina suele ser generalmente de color marrón, aunque dependiendo de la variedad puede ser rojiza o amarillenta. Además un color verdoso indica un mayor contenido en materia orgánica. Después se prensa en forma de ladrillos, placas o pequeños huevos. Tradicionalmente​ se fuma en cigarrillos o pipas, muy a menudo se mezcla con tabaco.

HACHÍS DE CBD PLANT OF LIFE

Plant of Life a día de hoy ofrece la mayor variedad y concentraciones de hachís de CBD. En cuanto a sabores, nos encontramos con los de algunas de las variedades de marihuana más legendarias. Para ellos usan perfiles de terpenos que consiguen imitar estos sabores y aromas. OG Kush, Blueberry, Amnesia Haze, Mango Kush o Critical Mass son algunos de ellos.

En cuanto a las concentraciones, Plant o Life ofrece hachís de CBD con 4 concentraciones diferentes. Los CBD Pollen de 3,8% y 10% son típicas extracciones realizadas en seco. Es una extracción que se puede mezclar con tabaco, como un típico porro de hachís con THC. Cada gramo, contiene 38mg y 100mg de CBD respectivamente.

CBD Jelly cuenta con una concentración del 22% de CBD, 220mg por cada gramo. Se trata de una mezcla de extracción en seco, con BHO que actúa como aglutinante. Es un material más maleable y gomoso que el hachís tradicional, con un perfil de aromas más intenso.

Finalmente, el más concentrado contiene un 66% o 660mg de CBD por cada gramo. CBD Wax 66% o CBD Jelly 66% se realizan con una extracción de gas, o con la combinación de varias extracciones, obteniendo un producto muy pegajoso. Es perfecta para usar en pipas o vaporizadores, además de para los consumidores que busquen altas dosis de CBD.

EL SECRETO DEL CBD O CANNABIDIOL

El cannabidiol es un cannabinoide que como hemos dicho no es psicoactivo, de ahí su legalidad en casi toda la Unión Europea. Desde el punto de vista terapéutico, tiene un espectro mucho mayor que el THC. En medicina, se emplea para aliviar la ansiedad, las náuseas, inflamaciones, convulsiones y para inhibir el crecimiento de células cancerígenas.

El CBD reduce el crecimiento in vitro de células agresivas del cáncer de mama en humanos. Además consigue reducir su invasibilidad. Es por ello que es el primer agente exógeno no-tóxico que puede conllevar a una inhibición de la agresividad tumoral. Otros estudios más recientes han demostrado que el CBD es efectivo como antipsicótico atípico en el tratamiento de la esquizofrenia.

Entre otros de sus muchos usos terapéuticos, se incluyen la epilepsia y encefalopatías epilépticas como el síndrome de West, la esclerosis múltiple o los​ desórdenes de ansiedad. En la mayoría de los casos, además de producir un efecto sedativo, inhibe la transmisión de señales nerviosas que se asocian al dolor. Algunas investigaciones sugieren que el CBD también incrementa el estado de alerta.