Bonsai es una palabra originaria de Japón y que no significa «árbol enano» como muchos piensan o puedan intuir. Bon se traduce como «bandeja» y sai como «cultivar». También, aunque el nombre sea japonés y siempre se relacione con este país asiático, los orígenes se remontan a la vecina China, donde hace aproximadamente unos 2000 años los monjes taoistas lo usaban como objeto de culto, como el enlace entre el cielo y la tierra. Sólo aquellos que podían mantener un árbol en una pequeña maceta, tendrían garantizada su eternidad. Intentaban transmitir todos los rasgos de un árbol nacido en plena naturaleza, a un pequeño árbol cultivado en una pequeña maceta.
Generalmente los bonsais se mantienen con un fotoperíodo natural exterior ya que se parte de especies de hoja perenne o caduca, pero siempre de muy larga vida. Con el paso de las estaciones se van consiguiendo unos efectos espectaculares cuando se tratan de árboles frutales que producen frutos en miniatura, o con la siempre llamativa caída de la hoja en especies como los arces, que pasan por un cambio previo en su color desde el verde al rojo-fuego. Un bonsai bien cuidado puede durar varias décadas o incluso más de un siglo.
En el caso de la marihuana contamos con el inconveniente de ser una planta anual. En exterior y una vez produzcan los cogollos, con la llegada del invierno y la bajada de las temperaturas, las plantas morirán. En el caso de los machos su vida termina bastante antes. Pero en cambio, como sabemos, simplemente controlando el fotoperíodo podemos conseguir que permanezca en estado vegetativo durante un tiempo ilimitado. Además contamos con la ventaja de que es una planta con un crecimiento rápido y vigoroso, a diferencia de otras especies muy típicas para comenzar un bonsai que aparte de sólo desarrollarse en temporada, lo hace muy pocos centímetros.
Lógicamente necesitaremos un pequeño interior con iluminación artificial. La demanda lumínica tampoco nos interesa que sea demasiado elevada para que, al mes de comenzar, estar ya cansados de podar ramas. Una pequeña bombilla de bajo consumo es suficiente para mantenerlo en un estado de crecimiento lento. El fotoperíodo podremos optar por un 16/8 en lugar del típico 18/6, como decimos tampoco interesa que crezca en exceso. Aprovechar si se tiene un armario de madres es lo mejor.
Partir de una semilla no es recomendable ya que los primeros nudos no suelen producir ramas y su crecimiento suele ser un tanto incontrolable. Siempre es mejor comenzar con un esqueje o aprovechar una vez se renuevan las madres. También, si es posible, optaremos por aquellas variedades que sepamos sean más resistentes e incluso productoras, si algún día decidimos despedir nuestro bonsai, qué mejor que ponerlo a floración y conseguir una espectacular mini-cosecha.
La maceta o contenedor debe ser preferiblemente una bandeja, en tiendas de jardinería es fácil encontrar alguna específica para bonsais, de barro, con drenaje y de preciosas formas y colores. El sustrato como siempre, debe ser esponjoso para que permita una buena retención de líquidos y, a su vez, una buena oxigenación. No nos interesa un sustrato muy fertilizado para un crecimiento explosivo. El uso de trichodermas y micorrizas prevendrá de enfermedades y la asfixia de las raíces cuando éstas hayan colonizado todo el espacio disponible.
Una vez nuestro esqueje en la maceta empieza la faena. Si partimos de una planta madre, quizá antes debamos hacer una poda de raíces para adaptarla a nuestra bandeja. En nuestro post sobre plantas madre puedes revisar como hacer una poda de raíces sin riesgo para las plantas.
El arte de darle forma a un bonsai no es algo fácil ni que se pueda resumir en unas pocas líneas. Un poco de imaginación y un alambre para ir forzando tallo principal y ramas es en principio lo básico que se necesita. El guiado de debe hacer cuando la planta aún no tenga una estructura leñosa, que aunque también se puedes, siempre será más complicado y habrá mayores riesgos.
Comienza doblando el tallo principal, siempre con cuidado de no forzarlo en exceso, envolviendo el alambre a su alrededor. Simplemente doblando un poco el alambre, el tallo mantendrá ésa forma. Haz lo mismo con las ramas, guiándolas hacia todas direcciones, siempre abriéndolas para darle anchura. La punta apical, tú decidirás cuando eliminarla para comenzar a reducir la altura.
Podar es con el guiado las esencias del bonsai, y es algo de debemos hacer muy a menudo. Una vez nuestro pequeño arbolito tenga la estructura definida, comenzaremos a podar, siempre dejando al menos 2-3 nudos de cada rama. Las hojas cada vez serán más pequeñas, los tallos se volverán más leñosos y poco a poco irá adquiriendo la forma y aspecto típico de un bonsai.
Algunos consejos a la hora de podar, es eliminar una rama si hay otra a la misma altura, quitar ramas verticales que son difíciles de doblar, las que ocultan el tallo central y respetar siempre el equilibrio natural, como no dejar ramas más gruesas o largas en las zonas altas que en las bajas. Y por supuesto que cualquier rama que hayamos podado, podemos esquejarla y cultivarla normalmente.
Cada cierto tiempo será inevitable tener que hacer una poda de raíces, ya que llegará en momento en que no tengan sustrato disponible que colonizar. Al igual que el cultivo de marihuana común, optar por trasplantes a una bandeja mayor es una gran solución, aunque no siempre será posible. El mejor momento para hacerla, es al mismo tiempo que hacemos una buena poda de ramas.
Las necesidades nutricionales como ya hemos dicho deben ser las mínimas que garanticen la ausencia de carencias. Ligeras dosis de abonos de liberación lenta como humus de lombriz y guano de murciélago son una excelente opción. También cualquier abono de crecimiento, siempre en dosis mínimas. Por su aspecto también sabrás si necesitan subir un poco más los niveles de nutrientes, tampoco queremos que pasen hambre y comiencen a perder hojas.
En pocos meses tu plantita de marihuana parecerá que tenga años. Aunque no eternamente, es más que probable que dure años. Y como ya hemos comentado, qué mejor final que pasarlo a floración y despedirlo como se merece, disfrutando de una pequeña pero excelente cosecha que nos hará disfrutar tanto como con su cultivo. Quizá ya hasta tengas otro pequeño esqueje en marcha para volver a repetir.