La fibra de coco es un producto 100% natural y ecológico que se extrae de la cáscara del coco. Cada coco contiene unos 125 gramos de fibras además de unos 250 gramos de polvo de coco. Los cocos una vez se cosechan son sumergidos en agua, lo que facilita la extracción de las fibras. Por un lado se separan las fibras más gruesas y largas, que suelen ser extraídas para otros usos, mientras por otro lado el polvo de coco pasa por varios procesos y por una descomposición que lo hace más adecuado como medio de cultivo. Durante décadas, las fibras más largas eran usadas para cuerdas, rellenos de asientos y colchones, pinceles o construcción, mientras que las más pequeñas y el polvo de coco era desechado al no encontrársele ningún empleo útil. Este material ya hace años que se lava y se seca antes de comprimirlo en bloques para facilitar así su transporte, siendo muy sencillo una vez llegado a su destino devolverlo a su estado natural remojándolo en agua.
La fibra de coco usada como sustrato, es un medio de cultivo inerte, limpio, que no se pudre y no produce hongos. Actúa como un excelente aislante tanto térmico por lo que proporciona una perfecta protección para las raíces, retiene una gran cantidad de agua y de aire (hasta 8 o 9 veces su peso en agua sin perder una alta relación de aire en el sustrato y capacidad de aireación), proporciona un mayor espacio de crecimiento para las raíces además de permitir un rápido desarrollo de las mismas en comparación con otros sustratos, lo que nos permitirá cultivar plantas de mayor tamaño en espacios mas pequeños. En definitiva, la fibra de coco podríamos considerarla un medio hidropónico con las mejores propiedades que nos ofrece la tierra. Algunos cultivadores en cambio prefieren considerarlo como un medio semi-hidropónico por la necesidad de usar productos específicos para éste sustrato.
Si te llama la atención cultivar en fibra de coco y te decides a probar, ten por seguro que no te decepcionará y te resultará muy sencillo si sigues nuestros consejos. En primer lugar, escoge una fibra de coco de calidad. En Cannabislandia siempre contamos con las mejores marcas y los mejores fabricantes que elaboran sus productos pensando en el cultivador de marihuana, no en el de geranios. Sustratos de marcas tan reconocidas como UGro, Canna o BioBizz nos garantizan una perfecta estructura, guardan estrictos controles de calidad durante todo el proceso de producción y están perfectamente lavados, por lo que no contienen ningún tipo de enfermedad del suelo, malas hierbas, suciedad o contaminantes. Con otros que podemos encontrar en muchas superficies comerciales, centros de jardinería o viveros, son todo lo contrario. Tras remojarlo ya podemos comprobar en el color del agua la gran diferencia. Y ya si se nos ocurre comprobar el pH o la EC podemos estremecernos al pensar que ha faltado muy poco para germinar en él. Así que opta siempre por sustratos de calidad, algunos además incorporan micorrizas o trichodermas, lo que te facilitará el cultivo y mejorará la calidad de vida de las plantas.
Si optas por sacos de coco, tienes trabajo ahorrado. Si optas por ladrillos de coco prensado, más fáciles de transportar y con un rendimiento de hasta 9 veces su tamaño, deberás remojarlos previamente con agua con un pH en torno a 6. También dispones de los cómodos Slabs, planchas de coco que te permitirán el cultivo de varias plantas en el mismo «contenedor». El mercado nos ofrece aditivos como COGr Buffer Agent de Canna o Ácido Cítrico de BIONOVA especialmente concebidos para el acondicionamiento de este tipo de formatos prensados y adecuarlo para la primera fase de desarrollo radicular.
Semilla o esqueje, tú decides. Las semillas puedes germinarlas directamente en el coco como si se tratase de cualquier sustrato de tierra. Los primeros días de vida de la plántula, tan sólo has de preocuparte de regar con un pH de 5.8-6.0 y como mucho añadir algún tipo de Complejo Radicular. Y ojo con los riegos, las plántulas no tienen un sistema radicular muy expandido, por lo que encharcar el sustrato puede ser contraproducente, pues al tardar más en secarse, las raíces respiran peor y se pueden pudrir. Si partes de esquejes, tan sólo deberás trasplantarlos a macetas con coco. Es muy importante que la fibra no la prenses NUNCA. Rellena las macetas, asienta el coco ligeramente con los dedos y riega. El coco se «agachará», rellenaremos los agujeros que pueda haber con más coco y ya está.
Si cultivas en fibra de coco, te puedes permitir hacerlo en macetas de menos tamaño que en tierra para conseguir resultados similares. El coco tiene grandes ventajas frente a la tierra, como es su capacidad de intercambio catiónico, es decir que retiene nutrientes con gran facilidad y los libera de forma progresiva, además de su mayor capacidad de aireación y retención de agua. Como máximo os recomendamos macetas de 7 litros para plantas en floración, nosotros usamos macetas de 3 litros y normalmente con cultivos en SOG, consiguiendo resultados equivalentes a cultivar con macetas de 7 litros con buen sustrato de tierra. Para semillas o esquejes, puedes optar por macetas de 1 litro o menos, al igual que para plantas madre. Te asombrarás lo que llega a crecer una planta en un puñado de fibra de coco. También puedes hacer un scrog en un armario de 1 m2 con una sola planta y una única maceta de 7 u 11 litros, para que te hagas una idea.
Una desventajas del coco frente a la tierra, es su menor capacidad tampón, que es la capacidad que tienen un medio para mantener estable el pH, por lo que regular el pH es obligatorio si queremos tener un cultivo sin problemas. La fibra de coco de por sí mantiene un pH estable entre 5.5 y 6.5, así que en esos rangos nos moveremos. Lo mejor es usar un pH de 5.8 en crecimiento y 6.0 en floración, facilitando así a la planta la correcta asimilación de todos los nutrientes que precisen las plantas.
Ya comentamos que el coco es un sustrato inerte, es decir que no contiene nutrientes, por lo que debemos abonar en cada riego. Comenzaremos con dosis bajas, subiendo progresivamente hasta alcanzar las dosis que recomienda el fabricante de abonos que usemos y siempre con el pH regulado. Algunas marcas de fertilizantes para cultivar en coco, incorporan en sus productor reguladores del pH que facilitan mucho la labor y nos dejan el agua con los fertilizantes en torno a 6.0, como es el caso de Hesi que ofrece tanto al cultivador principiante como al veterano una facilidad de uso y resultados realmente espectaculares. Otro aspecto es la EC y que estará muy relacionada con la calidad del agua. Te recomendamos usar aguas con una ec inferior a 0,30-0,40 ms, evitarás una excesiva acumulación de sales de Calcio tan perjudiciales para las raíces y para la asimilación de otros nutrientes. El uso de enzimas una vez por semana, nos vendrá muy bien.
Los riegos los haremos exactamente igual que en tierra. Podremos observar como la capa superior del sustrato adquiere un color marrón en lugar del negro del coco húmedo. Cuando vemos que los primeros dos centímetros están secos, debemos regar. Otro truco es levantar la maceta y comprobar lo que pesa, nos haremos una idea de la cantidad de agua que aún conserva. Con el tiempo ya intuiremos cual es el momento de regar.
Las plantas cultivadas en coco muestran sus excesos y carencias muy rápidamente. Si tenemos seguro que es una carencia, subiremos la dosis de abono, Si tenemos dudas, lo mejor es hacer un lavado de raíces con agua con el pH bien regulado, usando finalmente agua con un poco menos de la dosis de abono que corresponda. Ya mencionamos que el coco retiene gran cantidad de sales, por lo que debemos hacer lavados de raíces cada 25-30 días y continuar con la dosis de abono que estemos usando. También puedes ir comprobando la EC del agua del drenaje de las macetas, cuando veas que es superior a 2,5 plantéate un lavado de raíces.
10 días antes de cosechar, haz un último lavado de raíces y riega sólo con agua hasta la cosecha. Es normal que las hojas amarilleen a un ritmo muy alto, no te preocupes pues indicará que la planta está consumiendo todo el nutriente que acumula en ellas, con lo que conseguirás unos cogollos con un sabor más suave. Tu garganta lo agradecerá.