El espigamiento en plantas de marihuana o strech es un fenómeno que sufren muchos cultivadores. Esta palabra se refiere a un crecimiento vertical muy vigoroso y casi incontrolable. Se suele dar en los primeros días de cultivo y la fase de prefloración, que es el corto período de tiempo o transición del crecimiento a la floración, antes de que las plantas comiencen a florecer.
Que las plantas se espiguen es algo que todo cultivador desea evitar a toda costa. Y sobretodo en interior, donde la altura es limitada y puede traer serios problemas. Por un lado, un espigamiento trae consigo plantas de tallos más débiles y una menor producción. Los internudos más espaciados hará que muchos cogollos queden alejados de la fuente de iluminación. Y por otro lado, un espigamiento descontrolado cuando nuestra zona de cultivo no tiene la altura suficiente, hará que las puntas puedan tocar o sobrepasar la iluminación, produciendo quemaduras en las puntas de las plantas por el exceso de calor o contacto con la lámpara.
En exterior se da este fenómeno aunque en menor medida. Y salvo que se pretendan tener plantas de pequeño tamaño y discretas, no es algo que deba preocupar. Aunque como en interior, el riesgo de tener internudos más largos y tallos más débiles puede ser un contratiempo ante fuertes vientos, lluvias, o el peso de los propios cogollos. Pero también puede llegar a ser una ventaja en climas húmedos, donde se conseguirán plantas más abiertas y que gozarán de una mejor ventilación. En exterior mediante podas o guiados, es muy fácil controlar el espigamiento en plantas de marihuana.
Como decíamos, el espigamiento durante la fase de crecimiento se suele dar en los primeros días de cultivo. ¿A quien no le ha pasado? Germinamos una semilla, y en unos días tiene un tallo larguísimo que apenas puede sostener el peso de las primeras hojas. Ésto se debe principalmente a la falta de luz. Es un error pensar que a una semilla recién germinada no le puede dar la luz. Porque precisamente es ésto lo que lo produce. Una vez la semilla germinada, debemos ponerla al sol o bajo luces artificiales. Mientras no le falte agua al sustrato, no tendrá ningún problema.
También el espigamiento en plantas de marihuana es estas primeras fases, podemos corregirlo en los trasplantes. Cuando partimos de macetas pequeñas, pensando en realizar varios trasplantes hasta la maceta definitiva, en cada uno de ellos enterraremos lo máximo posible las plantas, cubriendo de tierra hasta el primer par de hojas. Incluso con cuidado y si es el espigamiento es muy grande, podemos hacer una espiral en el tallo en el trasplante. De este modo reduciremos aún más este problema.
Las genéticas sativas siempre son más propensas al espigamiento. En espacios de cultivo limitados en altura y para evitarse ésto, siempre serán mejores las índicas o híbridos índica. Siempre hay excepciones, como pueden ser OG Kush o Critical, que siendo índicas dominantes, tienen un estiramiento fuerte durante la fase de prefloración. En cualquier caso, siempre vendrá bien tener alguna referencia de la variedad que vayamos a cultivar. Así podremos anticiparnos a su comportamiento, pasarlas a floración temprano contando con su fuerte crecimiento en preflora, o esperar si no es una variedad que en esta fase estire mucho.
El tipo de iluminación que usamos, también es un factor importante para evitar el espigamiento en plantas de marihuana. Lo más común sigue siendo usar haluros metálicos en crecimiento, y vapor de sodio en floración. Y también es común hacer el cambio de lámpara una vez cambiamos el fotoperíodo de crecimiento a floración. Las lámparas de sodio o HPS producen un espectro de luz cálida con mayor frecuencia de rojos. Pero en cambio, este espectro rojo provoca que las plantas se espiguen más. En cambio los halogenuros o HM, promueven una distancia internodal menor en la fase de prefloración. Así deducimos que en este período de transición, conseguiremos plantas menos espigadas usando HM que HPS. El cambio de lámpara lo haremos una vez comiencen a verse los cogollos.
Otros parámetros del cultivo, como temperatura y ventilación, favorece un menor espigamiento de las plantas. Grandes diferencias entre la temperatura diurna y nocturna, hace que las plantas produzcan más giberelina, lo que provoca el espigamiento de éstas. Siempre que se puede, se debe mantener estas temperaturas con una diferencia máxima de 5ºC entre día y noche. También el uso de ventiladores, favorece un crecimiento más compacto, además de fortalecer los tallos de las plantas.