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Engordar los cogollos con los potenciadores de floración

Ya estamos en fechas donde las plantas de exterior han comenzado a formar los cogollos y todas las puntas y brotes estarán cubiertos de pelos blancos que día a día irán creciendo, compactando y cubriéndose de una capa de tricomas o resina. A estas alturas los estimuladores de floración comienzan a dejar paso a los potenciadores de floración, aditivos que junto a la nutrición base, ofrecen en determinadas fases un extra de nutrientes que la planta aprovechará para el engorde de los frutos o de los cogollos.

En nuestro anterior dimos un repaso sobre como en las primeras semanas de la fase de floración estimular y conseguir un mayor número de brotes que a día de hoy son ya pequeños cogollos, así que ahora le toca el repaso a la tarea de engordar estos pequeños cogollos para conseguir las unos auténticos cogollazos. Lo primero, es entender un poco la nutrición de las plantas y comprender para que emplea ésta los nutrientes. Los potenciadores de floración son generalmente abonos ricos en fósforo y potasio, los dos minerales que más se demandan por diferentes motivos:

  • Las cantidades de fósforo que demandan las plantas en esta fase alcanza el nivel más alto. Se trata de un nutriente necesario para la fotosíntesis y para la transferencia de energía solar a compuestos químicos. También es uno de los componentes del ADN y se asocia siempre con el vigor general de la planta. Es necesario también durante las primeras etapas de crecimiento, para el enraizado de semillas y esquejes. Se trata de un elemento móvil cuyas mayores concentraciones se encuentran en las raíces en crecimiento, en los brotes de las plantas y en los tejidos vasculares.

  • Gracias al potasio la planta puede extraer el agua del suelo y asimilarla mediante un proceso de osmosis. Sin este ion, la planta no podría absorber los demás nutrientes. Es esencial para la combinación de azúcares, almidones e hidratos de carbono, esencial para su producción y posterior movilidad. Imprescindible para la división celular, aumenta la clorofila de las hojas y regula la apertura de los estomas para una mejor utilización de la luz y el aire. Se asocia con la resistencia a ciertas enfermedades y ayuda a conseguir un mayor desarrollo de las raíces.

Las plantas de marihuana bien es cierto que en muchas ocasiones no necesitan estos niveles tan altos de fósforo y potasio para completar la floración, pero los rendimientos que se puede conseguir en cualquier cultivo no dejan lugar a dudas y su uso en más que recomendable. Orgánico, mineral u orgánico-mineral, el mercado hoy en día nos ofrece potenciadores de floración para todos los gustos y con diferentes concentraciones que complementarán la nutrición base de cualquier fabricante, desde cenizas procesadas hasta los aditivos más completos y complejos.

En este aspecto en Cannabislandia siempre recomendamos usar el potenciador del mismo fabricante que los abonos base, ya que siempre están testados en conjunto asegurándose una concentración no perjudicial para la planta. Siguiendo las dosis de las tablas de abono que facilitan los fabricantes, es muy poco probable que las plantas muestren alguna carencia de algún nutriente. Cuando se mezclan abonos y aditivos de distintos fabricantes, puede que estemos privando a las plantas de algún elemento a cambio de dosis excesivas de otros.

Por otro lado tenemos otra serie de aditivos como los ricos en carbohidratos o hidratos de carbono, que son los compuestos orgánicos más abundantes de la biosfera y que normalmente se encuentran en las partes estructurales de los vegetales como glucosa o glucógeno.  Los hidratos de carbono proporcionan azúcares complejos, que dan un suministro constante de energía y azúcares simples que proporcionan una descarga más rápida antes de disolverse, y sirven como fuente de energía para todas las actividades celulares vitales, desde la formación de raíces y hojas, como en la formación de cogollos.

Los potenciadores o revientacogollos suelen ser muy concentrados y las primeras dosis conviene ser precavido y comenzar por menos dosis de lo que indica el fabricante, además de ser muy estricto posteriormente en la combinación con los nutrientes base y los demás aditivos, podemos pasar de conseguir las mejores cosechas a un cultivo desastroso. Ante cualquier síntoma de sobrefertilización, procederemos a realizar los siguientes riegos sólo con agua dejando que drene al menos un 10%, hasta que la planta se recupere. En casos extremos, se debe realizar un lavado de raíces. Para evitar los casos extremos, siempre conviene ser cauto como venimos diciendo.

En esta fase donde lo más importante parece el empeño para proporcionar a las plantas los nutrientes y elementos formación para el mejor engorde de los cogollos, no podemos dejar de lado las raíces, que son los cimientos de las plantas. Su buen estado, asegurará la mejor y mayor asimilación de nutrientes posible. Sobre todo en cultivos en maceta donde las raíces cuentan con un espacio limitado para su crecimiento, el uso de un complejo enzimático ayudará a descomponer las raíces muertas de la propia planta, trasformándolas en nutrientes y dejando espacio para el desarrollo de nuevas raíces y evitando el de hongos patógenos en esta fase donde nos jugamos todo el cultivo.

No debemos olvidarnos del mantener un pH correcto durante todo el cultivo y especialmente ahora, lo que nos asegurarán una correcta asimilación de todos los nutrientes. Muchas veces las carencias de nutrientes son debidas a un pH muy elevado o muy bajo y no por la escasez de nutrientes en el sustrato. Es un error muy común añadir más nutrientes pensando que así se corregirá la deficiencia y lo único que conseguiremos es sobrefertilizar la planta. En floración es ideal un pH de 6.0-6.5.

Tampoco debemos dejar de prevenir la aparición de plagas, especialmente las orugas devora-cogollos que podemos combatir con bacillus thuriengensis, un insecticida 100% ecológico y 100% eficaz, u hongos que tienen en los ambientes más húmedos y con estas temperaturas veraniegas su máxima actividad, como son oídio, botrytis en las partes aéreas, o fusarium en la zona radicular y relacionado comúnmente con sustratos excesivamente encharcados y/o sobrecalentamiento de la raíz, algo muy típico cuando se usan macetas de colores verde, marrón o negro.