Hoy vamos a tratar el cultivo de marihuana en guerrilla y que se diferencia de otros cultivos en exterior por ser el más radical. Su nombre proviene como se puede intuir, de usar bosques, montañas o cualquier otro lugar generalmente alejado de nuestra vivienda y camuflado entre la naturaleza, y que en ocasiones poco tiene que ver con el cultivo en maceta en nuestra terraza, balcón o jardín. Uno de los mayores problemas precisamente de los cultivos en guerrilla, son la distancia que nos separa de ellos.
El primer paso es buscar y encontrar un lugar apropiado, que no es fácil. Por muy rodeado de la naturaleza que uno pueda estar, hoy en día estos sitios son a veces un hervidero de cazadores, senderistas, ciclistas, maderistas, el SEPRONA… lo que menos queremos es llegar un día a nuestro cultivo y encontrarnos con las plantas destrozadas porque le molestan a cualquier insensible. O lo peor, que las descubran y esperen pacientemente a las fechas de la cosecha para adelantarse unos días a ti y robarte todos los cogollos. O lo peor, que sea la guardia civil quien te pille con las manos en la masa.
Aléjate de senderos y caminos, en primer lugar. Cuenta también que aunque estés en plena naturaleza, el olor de las plantas de marihuana en floración es fácilmente reconocible por mucha gente. Los mejores lugares son aquellos de difícil acceso, ocultos entre los arbustos o árboles, y que reciban una buena cantidad de horas de sol. En este aspecto siempre mejor optar por una orientación Sur para asegurarse los mejores rendimientos, tanto en crecimiento como en la fase de floración.
Uno de los momentos más críticos en un cultivo en guerrilla es cuanto toca visitar las plantas, donde cualquiera puede verte, sospechar y seguirte. Conviene en la medida de lo posible contar con varios accesos al cultivo, discretos, y que podremos abrir y cerrar con algunas ramas o zarzas a nuestro paso, siempre de la manera más natural posible, además de variar nuestro itinerario. Si por uno no puedes entrar porque el acceso está concurrido, entra por la otra. Y si no, pues haz tiempo paseando o vuelve para casa.
Y cómo no, evita dejar cualquier indicio de tu presencia. No dejes basura de ningún tipo, porque aparte de que es una guarrada, puede dar pistas a cualquiera de que ésa zona algo esconde. Y ya bastante sucia tenemos la naturaleza como para ensuciarla más. También es importante contar con una fuente de agua cerca, sea río, riachuelo, poza, balsa… Nos facilitará enormemente el transporte de agua. Recorrer cientos de metros cargado de garrafas no es algo que apetezca hacer en pleno verano y con temperaturas de 30º.
Una vez ya tenemos clara la ubicación, conviene limpiar algo la zona. Elimina la posible maleza dejando al menos una circunferencia de 50-100 cm por planta. Para facilitar el crecimiento de las plantas en sus primeras semanas, conviene contar como siempre con un buen sustrato. Es el momento del cultivo que más trabajo nos dará, pero cavar un buen hoyo y llenarlo con buena tierra es algo que las plantas agradecerán sí o sí. Y cuanto más grande el hoyo, más grande el cogollo.
Puede ser algo pesado trasportar varios sacos de tierra, pero nada en esta vida se consigue sin esfuerzo. Cuando pasado el verano vuelvas a casa con las mejores cosechas, te olvidarás de todo el trabajo pasado. Para no tener que regar tan a menudo, usa una buena cantidad de material que retenga humedad como perlita, fibra de coco, vermiculita y polímeros.
Lo mejor en guerrilla es contar ya con plantas de al menos un palmo de altura, así que semilla o esqueje, empieza en tu casa el cultivo. Ahora con este buen tiempo en cualquier ventana o terraza se pueden hacer crecer plantas en una pequeña maceta de no más de 1 litro. Cuando tengan una buena altura, es hora de volver al monte y plantarlas. Con un buen sustrato, las raíces no tardarán en expandirse y la planta a crecer fuertemente.
Y nadie mejor que cada uno conoce su clima. En zonas de veranos cortos no tiene sentido optar por variedades de floración larga, en climas húmedos variedades sensibles a los hongos, o empezar ahora en zonas donde presumiblemente este mes de abril falten las lluvias mil del refranero. En Cannabislandia si nos preguntas siempre te recomendaremos las mejores opciones para tu clima y para tus gustos.
Cuenta que has escogido el hábitat de todo tipo de animales salvajes que sólo ven en tus plantas hojas verdes y jugosas. Mantenerlos alejados sin llamar mucho la atención es a veces complicado. Aunque no es un sistema infalible, protege tus plantas con ramas, malla de gallinero o incluso con olores fuertes. En un radio seguro que no afecte a las raíces, esparce un poco de cualquier colonia barata de vez en cuanto, en ocasiones suele funcionar.
También abundan todo tipo de plagas, para lo que una gran solución son duchas de aceite de neem una vez cada 7-10 días hasta bien entrada la floración. Podemos contar con un spray y un bote de neem que podremos camuflar entre el follaje o las ramas. Siempre recuerda cuando termine el cultivo de llevártelo y no dejar tirado nada, un máximo respeto por la naturaleza.
Llegará un momento que haya que recurrir a los abonos. En este aspecto mi recomendación siempre serán los abonos orgánicos y sólidos, muy fáciles de transportar y que al ser de liberación lenta garantizan un buen suministro de nutrientes por más largos espacios de tiempo. Guano de murciélago, humus, harinas de sangre, huesos, algas, pescados, estiércoles de caballo u oveja… además de que no requieren preparación, sin duda el sabor de la cosecha será el mejor.
Hasta el mes de julio que comenzará la floración para las variedades fotodependientes, sólo quedará contemplar como crecen, haciendo las labores de mantenimiento como con cualquier otra planta. Pero falta mucho para pensar el la fase de floración y éso es un tema que trataremos en otro post cuando llegue el momento, en principio todos estos consejos te ayudarán estos primeros meses.