Cultivo

Cultivar marihuana en interior: guía para novatos (Parte 2)

Continuamos con nuestra segunda parte de esta guía. En nuestro anterior post Cultivar marihuana en interior: guía para principiantes ( Parte 1) descubrimos los conceptos básicos del cultivo y que son las 4 principales necesidades de las plantas: luz, agua, aire y nutrientes. Manteniendo un buen equilibrio entre ellos, no tendremos ningún inconveniente en que los primeros pasos no sean ningún problema, nuestras plantas crecerán sanas y fuertes. En el momento que uno de estos 4 factores se desvíe, comenzarán los problemas.

La luz y el crecimiento

Durante esta fase las plantas no requieren la misma intensidad lumínica que en floración. Este ciclo permite el uso de cualquier tipo de iluminación, sea bombillas de bajo consumo o leds como las de menor gasto energético, y halogenuros metálicos o vapor de sodio como lámparas de alta presión. Siempre debemos buscar el espectro apropiado para esta fase.

En esta fase usaremos un fotoperíodo de 18/6 (18 horas de luz y 6 de oscuridad) controlado por un simple temporizador. Siempre debemos respetar la fase oscura, evitar a toda costa abrir el armario o la habitación de cultivo, sacar fotos con flash… la marihuana es una planta que se puede estresar con mucha facilidad.

Si la luz la alejamos de las puntas de las plantas, éstas se estirarán a buscarla. Si la acercamos demasiado, podemos quemarlas. Es importante controlar siempre la distancia ideal, que depende también de la luminaria, mientras el bajo consumo y los leds no emiten apenas calor y se pueden acercar hasta 5-10 cm de las plantas, las de alta presión generan muchísimo calor y puede que a 20 cm las plantas ya no soporten la temperatura. Podemos indicar una distancia recomendada, pero lo mejor es siempre que cada cultivador en este aspecto realice todas las pruebas necesarias para buscar la distancia ideal en su cultivo.

La luz y la floración

En esta fase nos la jugamos, tener una buena cosecha o una mala cosecha depende en gran medida de la iluminación. Las flores demandan una gran intensidad lumínica y en este aspecto, las lámparas de vapor de sodio siguen siendo a día de hoy las que tienen unos mejores resultados a corto plazo. Con la variedad adecuada, alcanzar un gramo x vatio es sencillo. En un armario de 100×100 cm y una lámpara de 400W, hablar de cosechas de 400 gramos es una excelente cosecha sin lugar a dudas.

El problema de los HPS es como decíamos el calor que generan y que obligan a usar equipos de extracción potentes, reflectores con cooltube donde la lámpara está encapsulada y directamente ventilada, o climatizadores. También tienen un consumo eléctrico elevado y conviene cambiarlas cada 3-4 cultivos. Usan obligatoriamente un balastro y a su favor, son lámparas muy baratas si comparamos con un sistema led equivalente.

Los leds en la actualidad se pueden comparar tranquilamente con las lámparas de vapor de sodio, con modelos que incluso las superan. Tienen un gasto energético muy bajo, apenas emiten calor y permiten mayores licencias en cuanto a la temperatura interior del armario, como usar la extracción mínima necesaria. En su contra, que son equipos más caros que un balastro-lámpara-reflector equivalente y se tardarán unos cuantos cultivos en comprobar su rentabilidad y comenzar a amortizarlos. Su vida útil es unas 40.000-60.000 horas que se traduce en años de uso.

El agua y los nutrientes

Ponemos este capítulo porque va directamente relacionado. El agua nunca debe faltar, pero tampoco debe sobrar. La manera de regar es muy sencilla, se debe poco a poco ir humedeciendo el sustrato hasta que comience a salir un poco de agua por el drenaje, y no volver a regar hasta que se sequen los dos primeros centímetros del sustrato. Si se levanta una maceta, es muy sencillo comprobar cuanta cantidad de agua contiene: un sustrato deshidratado apenas pesa y da la sensación de levantar una maceta vacía. Un sustrato encharcado pesará como si la maceta estuviese llena de agua.

Los nutrientes, usando un buen sustrato es innecesario abonar durante las primeras semanas, dependiendo de lo fertilizado que venga y que normalmente lo indicará el propio fabricante. Como ya comentamos en nuestro anterior post, usa siempre sustratos de calidad y lo notarás en la salud y crecimiento de las plantas. Una vez la planta consuma los nutrientes disponibles, es hora de empezar a abonar. Nuestro consejo es usar una gama de fertilizantes siguiendo la tabla de abonado del propio fabricante. No tendrás mayores complicaciones.

De crecimiento a floración

El paso de crecimiento a floración se hace cambiando el fotoperíodo a 12/12, la misma cantidad de luz que de oscuridad. En unos 10-20 días dependiendo de la variedad, algunas puede que más otras puede que menos, las plantas comenzarán a formar flores o cogollar. Este corto período de tiempo se llama pre-floración, donde se podrá ver que las puntas se cierran, en lugar de crecer hacia afuera lo empiezan a hacer como si fuese un capullo de una flor.

También durante la pre-floración, las plantas experimentan un importante crecimiento. Los cultivadores principiantes (y no tan principiantes) suelen cometer el fallo de pensar que las plantas se les quedarán pequeñas al pasar a floración. Lo que se suele recomendar es dejarlas crecer unos 30 cm antes de pasar a floración aunque, dependiendo de la variedad, puede ser poco o mucho. Lo mejor siempre es informarse de la variedad para no encontrarse con sorpresas. En Cannabislandia encontrarás toda la información posible de cada variedad.

Conviene durante el cultivo realizar podas de ramas bajas. Pensemos que cualquier sistema de iluminación que usemos tendrá una capacidad de penetración muy limitada y, mientras los cogollos de las zonas altas reciben buena luz y crecen compactos, los de las zonas bajas y con sombras se quedarán de un tamaño ridículo. La planta consume energía igualmente en todas estas ramas, así que si las cortamos empleará sus esfuerzos en desarrollar las flores superiores.

Técnicas de cultivo como SOG, SCROG o MAIN-LINING no sólo permiten optimizar un cultivo y conseguir mejores cosechas, si no que también permiten el cultivo de variedades más sativas e indomables al limitarles el desarrollo vertical favoreciendo el crecimiento horizontal.

De floración a la cosecha

Durante la floración sólo debemos preocuparnos que a nuestra planta no le falta ni agua ni nutrientes. No se deben podar las plantas en esta fase ni quitar hojas. Si alguna hoja da sombra a algún cogollo, fácilmente podemos separarla y sujetarla con otra hoja o rama con el aserrado de los peciolos. Todas las hojas son necesarias y sólo las sacaremos cuando están secas y ya no tengan ninguna función.

El período de floración lo suele indicar también el propio banco de semillas y se cuenta desde que se cambia el fotoperíodo, no desde el momento que se inicia la floración pasada la prefloración. Es siempre una fecha aproximada porque la marihuana no deja de ser una planta imprevisible por muy estable que sea. Al igual que los grandes esquejes élite tienen algo especial que los diferencia de genéticas idénticas. Siempre nos podremos encontrar dentro de la misma variedad plantas que pueden crecer más con respecto a otras, o que maduren antes o después que otras.

Insistimos en que si se mantiene un buen equilibrios de los 4 factores fundamentales, está garantizada una buena cosecha. En esta última fase no nos debemos precipitar, cortar una planta antes de tiempo hará que no consigamos sacarle su máximo potencial, ni de producción ni de potencia. También en nuestro post sobre la cosecha y el secado os damos los mejores consejos para cosechar en su momento óptimo y después secar los cogollos, algo fundamental para finalmente poder disfrutar de unas flores sabrosas y potentes.