Uno de los mayores dilemas a la hora de comprar semillas de marihuana es con escoger entre los cientos y cientos de variedades que existen en el mercado. Con un mínimo de experiencia se puede tener una vaga idea de lo que más conviene. Si no es el caso, te damos las principales pistas para siempre acertar.
Ésta es una de las primeras dudas a la hora de comprar semillas que debemos resolver. Existen cientos o miles de variedades para todos los gustos. En principio podemos dividirlas en 3 grupos. Éstos serían sus efectos. Por un lado las sativas, variedades muy psicoactivas de efectos cerebrales. Por otro lado las índicas, de efectos más narcóticos y corporales. Y por último los híbridos que combinan ambas, de efectos más equilibrados.
Si lo que buscamos es una variedad para relajarnos de noche, no se debe optar por comprar semillas de una sativa o híbrido sativa. Es posible que nos vayamos a cama y estemos contando ovejitas durante horas. Si por el contrario buscamos una variedad para activarnos y divertirnos durante el día, olvidémonos de las índicas. Es probable que nos entren ganas de sentarnos y quedarnos embobados un buen rato.
En cuanto a sabores, no hay nada escrito. Las líneas Cheese tienen un sabor a queso curado. Las Diesel siempre tienen ese conocido toque a combustible. Las Blueberry y su delicioso sabor a arándanos. Los toques a incienso inconfundibles de las Haze. O el almizclado de las Skunk. O a fresa, cítricos, frutas tropicales, anís, menta, maderas… las opciones son casi infinitas.
Por orden de importancia, lo siguiente para comprar semillas es distinguir cultivos de interior de exterior. Mientras que prácticamente todas las variedades son apropiadas para exterior, no todas lo son para interior. Las sativas puras son salvo excepciones, más complicadas para cultivar en interior por su crecimiento incontrolable y las largas floraciones. En ocasiones hasta 4 interminables meses.
Los híbridos e índicas son para interior las más fáciles de cultivar, y aún así a veces no sin algún que otro problema de altura con el que tendremos que lidiar. En exterior en cambio podremos optar por cualquier tipo de variedad por mucho que crezca. Siempre que contemos con el suficiente espacio, por supuesto. Y también siempre que el siguiente punto lo permita.
Tampoco todas las variedades son apropiadas para cualquier clima. En zonas donde los otoños son realmente otoños, como el noreste de España, no es muy buena idea optar por sativas que se cosechan en diciembre. Es muy probable que en condiciones normales desde octubre hasta el día de la cosecha no tengan más días de lluvia que días soleados.
Aún contando con un invernadero que las proteja del frío y las lluvias, la falta de sol hará que las plantas tampoco den lo mejor de sí. En este caso es mejor optar por índicas o híbridos que se cosechen de mediados de septiembre a mediados de octubre. Por el contrario si vives en un clima de largos veranos y otoños secos, anímate también con alguna sativa de floración larga.
Ésta es otra de las grandes dudas de un cultivador principiante que no conoce este mundillo ni lo términos que se usan. Las semillas regulares son las de toda la vida, pueden salir plantas macho y plantas hembra. Salvo que alguien quiera sacarse algunas semillas, de interés únicamente son las hembras. Las feminizadas en cambio aseguran siempre plantas hembra.
¿Ventajas y desventajas? Personalmente encuentro más interesantes, estables y potentes las regulares, algo en lo que coinciden muchos cultivadores. El problema, que con semillas regulares siempre llevan a germinar más de lo que se necesita. Siempre se debe contar con que salga algún macho. De 10 semillas regulares podrían salir 4 machos. De 2, podrían salir las 2 machos. O las dos hembras.
Cuando sólo se tiene espacio para 1 o 2 plantas, que las dos salgan macho es una faena. Por éso las feminizadas asegurarán dos hembras. También en interior supone un retraso que de 10 plantas, tengamos que quitar 4 machos y tener que esperar a que las otras 6 cubran el espacio que éstos han dejado. Con 10 feminizadas se conseguirán 10 preciosas hembras.
Por último, es otra de las dudas cuando se comprar semillas. O una alternativa compatible. La marihuana es una especie fotodependiente y de temporada. Ésto quiere decir que generalmente se cultiva a lo largo de la primavera, florece durante el verano y se cosecha antes de la llegada del otoño. Crece cuando las horas de día crecen, y florece cuando éstas decrecen. Es a partir del solsticio de verano cuando se produce este cambio de ciclo. En exterior, podemos germinar más temprano o más tarde, pero salvo en climas tropicales, no se podrá conseguir más de una cosecha anual.
Las autoflorecientes en cambio no dependen de fotoperíodos. Son variedades descendientes de ruderalis, la tercera subespecie de marihuana junto a índica y sativa. Las ruderalis son originarias de las zonas frías de Rusia y no son psicoactivas. Sólo mediante la hibridación con variedades de marihuana se ha conseguido potencia y conservar el gen autofloreciente.
Las autos crecen durante unas 3-5 semanas, y florecen independientemente del fotoperíodo. A mayor cantidad de horas de luz en floración, mejores rendimientos. Su gran ventaja es poder disponer de cosechas rápidas. En apenas 2 meses y medio después de germinar, muchas ya se pueden cortar. También por su tamaño son la mejor opción para cultivar en terrazas, balcones o donde otras sería imposible esconderlas de miradas indiscretas.
Y cuando se trata de interior, por el hecho de que las autoflorecientes requieren más horas de luz, también tienen un gasto mayor. Y tampoco se les puede dar el crecimiento que uno desee. Es por ésto que la mejor opción bajo luces artificiales son las fotodependientes. Además siempre podemos cortarles una ramita y hacer algunos esquejes para el siguiente cultivo.
