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Consejos sobre cómo hacer la selección de una planta madre

La marihuana es una planta que se puede reproducir de forma sexual, que es cuando el polen de un macho entra en contacto con los pistilos de una hembra dando lugar a semillas, o de manera asexual, que es sencillamente forzar a una parte aérea de la planta a la formación de raíces, los conocidos esquejes que son copias idénticas a la madre. Así que partimos de la base que todas las plantas nos pueden proporcionar esquejes, ¿pero son todas las plantas apropiadas? Pues en un principio puede parecer que sí mientras sea una planta hembra, es muy común leer o que te digan «germiné una semilla y la voy a hacer una planta madre», sin tener en cuenta todos los demás rasgos genéticos que son verdaderamente importantes y que marcarán la diferencia entre una planta cualquiera y una buena planta madre que podría llegar a ser tan famosa como lo fueron en su día y continúan siendo Critical Mass selección Bilbo, Amnesia Haze selección Cordobesa, Rosetta Stone de Destroy2 o Black Domina selección La Barraca. Germinar una semilla y que te salga una planta que se pueda decir que es la mejor de su especie, es algo que sucede una vez cada mil y suele pasar que a lo largo de nuestros años de cultivo, varias veces nos encontremos con plantas excepcionales de las que no se nos ocurrió conservar un esqueje y que después por mucho que volvamos a germinar la misma variedad salen menos sabrosas, menos potentes y en definitiva, peores. La suerte es uno de los factores más determinantes, pero no cabe duda de que con cuantas más semillas contemos a la hora de realizar una selección para buscar una buena planta madre, más probabilidades tendremos de encontrar ésa semilla tan especial que estamos buscando.

Hacer una selección es algo que requiere tiempo y dinero, desde que germinamos las semillas hasta que catamos por primera vez los cogollos para el juicio final nos llevará varios meses, requeriremos de dos espacios de cultivo (crecimiento y floración) y nos dejaremos unos cuantos billetes en semillas, el límite lo pondrás tú con 20, 30, 40 o más semillas, depende de lo que te quieras gastar, del precio de la semilla, del espacio de cultivo… nosotros os recomendamos partir de unas 30 semillas. Y ya es por gusto personal, en mi caso prefiero partir de semillas regulares puesto que a la larga sufren menos el paso de los años. ¿Y qué es lo que buscamos exactamente? Por orden de importancia podríamos hacer una lista, aunque cada cultivador es un mundo y quizá tenga otro orden de prioridades:

  • Resistencia al hermafroditismo
  • Vigor/ Rendimiento
  • Potencia
  • Sabor
  • Rapidez de floración
  • Producción de resina
  • Estatura
  • Olor
  • Estructura floral
  • Color floral

Como puedes ver, algunos rasgos podemos distinguirlos en las fases de crecimiento y floración, mientras otros tendremos que esperar a tener la cosecha completamente curada para valorar algo tan importante y determinante como el sabor y la potencia. Así que sin esperar más, pongamos a germinar todas nuestras semillas para empezar a seleccionar. Con un número importante de semillas puede ser normal que en unos pocos días suframos alguna baja, puede que alguna no se decida a abrir, otra tenga alguna malformación genética… ésto no deja de ser una competición en la que sólo ganará una, así que no te preocupes que por el camino se quedarán muchas más.

Con tanta semilla, no te emociones y opta por macetas de pequeño tamaño. En principio con macetas de medio litro y un buen sustrato es suficiente. Etiqueta todas las macetas, puedes ponerle el nombre de la variedad con un número detrás, con una letra… éso ya va a tu gusto. También te hará falta una libreta para ir anotando los rasgos que veas que destaca de cada una. Y ahora tendremos que esperar y observar, quizá ya veamos alguna que destaca negativamente por su poco vigor y que ya podremos eliminar. Que siga sin darnos pena, porque más caerán…

Cuando nuestras plantitas tengan la suficiente altura para sacar un esqueje de la cabeza, podemos arriesgarnos y sacar nuestro primer esqueje de todas. Si somos hábiles y no solemos tener bajas a la hora de hacerlos, de esta manera ganaremos bastante tiempo. Si dudamos de nosotros mismos, tendremos que dejar crecer más las plantas hasta que tengan algunas ramas laterales para sacar mínimo dos esquejes de cada una por si falla alguno durante el proceso. Otro de los rasgos en los que nos fijaremos es en la velocidad de enraizado, aunque con uno o dos esquejes no se puede hacer una valoración exacta, en ocasiones la primera impresión es la acertada. Acuérdate de etiquetar cada esqueje con el mismo código que has usado para la planta, no te despiste porque puedes retroceder un paso en lugar de avanzarlo. Y toca volver a esperar a que los esquejes enraícen para pasarlos a una pequeña maceta y empezar a darles crecimiento.

Debemos tener al menos un esqueje de cada una de las plantas que conservemos a estas alturas, y en este punto podemos decidir si pasamos a floración los esquejes o las plantas. Yo prefiero hacer una floración con los esquejes en SOG y con macetas pequeñas de unos 3 litros. La primera semana de flora será importante para empezar a distinguir machos de hembras si has partido de semillas regulares. Si es tu primera vez con semillas regulares, no tengas miedo ni te asustes, distinguir un macho de una hembra es muy sencillo como ya explicamos aquí y dispones del suficiente tiempo para eliminar todos los machos de forma segura sin que nos causen ningún problema, al igual que también podemos eliminar la planta correspondiente que conservamos en la zona de crecimiento. Durante la fase de prefloración, anotaremos rasgos como distancia internodal, ramificación, altura final… así como durante toda la floración nos iremos fijando en la producción de resina, tamaño y estructura de los cogollos, aromas, rapidez de floración, colores exclusivos… A estas alturas, puede que de las 30 plantas conservemos la mitad, siempre depende del criterio de cada uno a la hora de descartar plantas.

Y ya nos queda cosechar, secar las flores, curarlas al menos durante un mes y catar todas y cada una de ellas, siempre en botes perfectamente etiquetados con el mismo código de las plantas que aún conservamos. Seguro que de todas hay más de una que es superior al resto, como no tiene sentido conservar varias madres de la misma variedad a no ser que haya algunos fenotipos claramente distinguidos, te tocará decidir con cual quedarte. Tienes tiempo y seguramente uno o varios botes de cogollos de cada una de las plantas, así que paciencia y no te precipites, la marihuana con meses de curado gana en sabor y en potencia. Que no te importe tampoco invitar y pedir consejo a los amigos, varias opiniones son mejores que una, aunque como la madre será para ti tu palabra siempre valdrá más, no te quedes con algo que no te convence o no te guste.

Quizá si tienes suerte, tu instinto no te falla y la variedad escogida es buena, estés ante una planta que te acompañará durante años y quien sabe si tarde o temprano se convierte en uno de esos esquejes elite que de cultivador a cultivador se extiende como la pólvora, llevando tu nombre como homenaje a tu gran trabajo. Conserva tu planta madre como oro en paño, un buen mantenimiento es vital para no perderla ante cualquier eventualidad y compártela con tus amigos cultivadores, si por cualquier motivo la pierdes, tus amigos estarán encantados de devolverte el favor y devolverte tan preciado ejemplar.