Recetas

Cómo hacer aceite de marihuana; descúbrelo en este post

En este post os enseñaremos a hacer aceite de marihuana de una manera muy sencilla. Primeramente distinguiremos entre aceite de marihuana y aceite CBD. El aceite de CBD procede del cáñamo, una variedad de cannabis destinada principalmente a fines industriales como la producción de fibras o semillas. De flores pequeñas, contienen una cantidad ínfima de THC por lo que su cultivo es legal, siempre con los permisos pertinentes. Por contra tiene una gran cantidad de CBD, el segundo cannabinoide más numero por detrás del mencionado THC. El CBD no es psicoactivo ni causa ningún efecto que se pueda relacionar con la marihuana, simplemente actúa como amortiguador del THC y de ahí que sea legal en gran número de países.

El aceite de marihuana por su parte, es aceite que aparte del CBD, contiene todos los demás cannabinoides como el propio THC, el CBG y el CBN. Las cantidades de unos y otros serán los de las variedades que usemos y como ya explicamos en el post de «Cómo identificar las variedades más ricas en CBD» es algo que te puede venir muy bien dependiendo de lo que busques.

Las propiedades medicinales de ambos estás de sobra demostrados, si bien el aceite de marihuana por contener todos los cannabinoides son más potentes y sus usos más extensos. Mientras en aceite de CBD que puedes encontrar en el mercado tienen una concentración de 3 o 4 % de CBD, el de marihuana puede llegar fácilmente a un 50% de THC y un 10% de THC. El mayor inconveniente, es que su venta es ilegal en casi todos los países, por lo que la mejor opción te la proponemos nosotros y es que con un poco de paciencia y materia prima de calidad, te hagas un aceite con las mejores propiedades.

El aceite de marihuana de Rick Simpson

Hace unos años que Rick Simpson puso de moda y nos enseñó como hacer aceite de marihuana en el documental “Run From The Cure” realizado por Christian Laurette, y que cuenta la propia la historia de Rick Simpson, un canadiense nacido en 1949 y que en 1997 sufre una lesión en el cráneo que le provocaba intensos zumbidos permanentes en los oídos durante las 24 horas del día. Harto de probar medicamentos que los médicos le prescribían y sin ningún tipo de avance, decide pedirle a un amigo un porro de marihuana, el cual le sorprendió al instante al notar un alivio que no sentía en mucho tiempo. Desafortunadamente no consiguió que ningún médico le recetase marihuana terapéutica, y ante la negativa de éstos y a que su estado de salud empeoraba optó por la marihuana.

En los años posteriores, los síntomas de la enfermedad empeoraron, impidiendo a Rick poder vivir su vida de manera normal. Después de haber pensado momentáneamente en el  suicidio, decidió buscar su propia medicina, comenzando a cultivar marihuana y probando si las extracciones harían el mismo efecto que fumada, y no sólo descubrió que en poco meses los síntomas de la lesión comenzaron a desaparecer, si no que tanto el sueño como el dolor disminuyeron, pudiendo desde entonces hacer vida completamente normal, algo impensable unos años atrás donde había incluso pensado en el suicidio tal eran los dolores que padecía.

En 2003 otra desgracia se cruzó en su camino, con un cáncer de piel que le llevó a pasar por quirófano. Poco tiempo después el cáncer reapareció, por lo que perdida gran parte de la esperanza recurrió de nuevo a su aceite de marihuana con resultados nuevamente asombrosos, consiguiendo que el cáncer desapareciera en unos días.  Desde entonces, se dedicó a hacer llegar su aceite de marihuana a aquellas personas que lo solicitasen, tratando a más de 5000 pacientes que padecían varios tipos de cáncer, leucemia, melanoma, diabetes, dolores crónicos, verrugas, infecciones virales o bacterianas, afirmando que más del 70% de los pacientes que siguen su protocolo se libran del cáncer.

El máximo inconveniente que se encontró Rick Simpson fue la justicia, que lo persiguió, detuvo y juzgó como a un simple camello cuando lo único que había hecho era suministrar gratuitamente y de forma altruista su aceite entre aquellas personas que lo necesitaban y no tenían ya muchas esperanzas en otros tratamientos, por lo que en cuanto pudo pidió asilo político en Europa donde le han dado carta blanca para seguir ejerciendo su trabajo altruista.

¿Cómo hacer aceite de marihuana?

Pues lógicamente necesitaremos marihuana como ingrediente principal, unos 10 gramos de cogollos nos llegará para unos 60 gramos de aceite. También necesitarás un disolvente, como alcohol etílico, alcohol isopropílico, etanol absoluto, acetona, gas o nafta. El alcohol de farmacias que se usa para las heridas es más barato y deja mal sabor, no es la mejor opción pero es mejor un sabor desagradable que no usar el aceite de marihuana, la mayoría de medicamentos saben mucho peor. También necesitarás un par de botes de cristal, un colador, aceite de oliva, una báscula y un bocetito con cuentagotas para conservar nuestro aceite y dosificarlo cuando nos haga falta.

A la hora de seleccionar la variedad, la consigna es clara. Cuando más THC contenga, será más útil para tratar depresiones o falta del apetito, en cambio si contiene más CBD será perfecto para el insomnio o dolores. Empezamos preparando el extracto, que consiste en disolver la resina de los cogollos y que es donde están los alcaloides. Picamos la marihuana, la introducimos en un bote y cubrimos con el disolvente seleccionado. Tapamos y agitamos fuertemente unos 5 minutos.

Llegados aquí es importante saber la cantidad de extracto que conseguirás, para lo que sencillamente pesaremos el bote vacío que aún tenemos. Ahora en este mismo bote, colamos el contenido del anterior, quedándonos tan sólo con el disolvente que ya contiene todos los alcaloides de los cogollos, desechando la materia vegetal que queda en el colador.

El alcohol tardará en evaporarse unos 3-4 días, dependiendo de las condiciones. Cuando esté seco del todo, volvemos a pesar el bote para comprobar cuanto extracto hemos conseguido, así que echaremos de 15 a 20 veces su peso en aceite de oliva, por ejemplo si conseguimos 3 gramos de extracción añadiremos de 45 a 60 gramos de aceite. Mezclar el aceite y el extracto es algo muy lento, os recomendamos primeramente dejar que el aceite repose sobre la extracción seca hasta que se ablande, pasados un par de días comenzaremos a remover una media hora al día durante un par de días. Ya a la vista comprobarás que está listo cuando se haya homogeneizado totalmente.

Aplicación del aceite de marihuana

Para dosificar el aceite es necesario tener un cuentagotas ya que es muy importante saber el número de gotas que vamos a usar, lo adecuado es comenzar con 1 gota y ver que tal lo lleva el enfermo. Tal vez note algo o note nada, en tal caso subiremos al día siguiente a 2 gotas, subiendo hasta que ya sea necesario. Sensaciones como mejor humor, ganar de conversar, sueño, hambre… signo inequívoco de que el aceite de cannabis funciona. El método de ingestión se ha de hacer preferiblemente poniendo las gotas debajo de la lengua, manteniéndolas un par de minutos antes de tragarlas. También se puede usar en las comidas pero tardará más en hacer efecto.

En Internet se pueden encontrar muchísimas guías en las cuales nos perdemos simplemente discutiendo cual es el mejor disolvente, nosotros hemos querido simplificar al máximo para que os animéis a probar, como estamos seguros de que te gustará y te sorprenderán sus efectos, puedes hacerlo de una manera más profesional y con mejores propiedades. Si conoces a alguien que padezca cáncer, un puñado de cogollos para hacer un aceite no es dinero si finalmente el enfermo mejora como o han hecho muchos pacientes. Basta leer unos cuantos testimonios o ver algún documental al respecto.