El Cannabis Ruderalis es la tercera subespecie del cannabis sativa. Comparado con las otras dos subespecies: cannabis sativa y cannabis índica, comprende muy pocas variedades si bien han contribuido a que en la actualidad sean muchísimos los bancos de semillas que nos ofrecen variedades autoflorecientes de grandes clásicos así como nuevas creaciones.
El cannabis ruderalis o cannabis rudelaris, como dicen algunos cultivadoreses, originario del sur de Siberia y el norte de Kazakstán, donde aún se pueden encontrar de forma silvestre a orillas de caminos y carreteras o terrenos sin cultivar. Existe bastante controversia de si merece la categoría de subespecie o una especie. También se pueden encontrar poblaciones de cannabis ruderalis en Canadá y el norte de Estados Unidos, donde se cultivaron durante muchas generaciones cáñamo, aunque la mayor concentración está en Lituania, Bielorrusia, Letonia, Estonia y países cercanos. También se encontraron evidencias de su existencia en Afganistán, lo que sugiere que como siempre, la mano del hombre ha intervenido en su expansión por diversas zonas a lo largo de los siglos.
La mayor característica del cannabis ruderalis y por la que todos los cultivadores la conoces, es por no ser fotodependiente a diferencia de la sativa y la índica, lo que hace posible que florezcan en cualquier época del año independientemente del fotoperíodo. Y es su mayor virtud podríamos decir, pues son variedades sin apenas THC y con un parecido químico muy similar al del cáñamo. En algunos sitios se puede leer que muchas autoflorecientes de la actualidad son descendientes de variedades de cáñamo industrial y no de cannabis rudelaris como se supondría y como podría ser el caso de la famosa Lowryder, una de las primeras autos que se dieron a conocer.
Son variedades de tamaño bajo, de 50 a 70 cm en el mejor de los casos, que tienen un período de crecimiento de unas 4 o 6 semanas antes de comenzar a florecer, como ya hemos comentado, sin tener en cuenta las horas de luz disponibles. Además, por su bajo contenido en terpenoides, resultan variedades poco llamativas para las plagas, lo que las hacen variedades muy resistentes y fáciles de cultivar.
Ésto lo han sabido aprovechar los bancos de semillas para desarrollar, a partir de estas variedades ruderalis y cruzando con variedades comerciales, híbridos consiguiendo fijar el gen autofloreciente y que han abierto la posibilidad de cultivar potentes variedades en cualquier época del año, aunque como cualquier otra variedad, la tasa de crecimiento y la producción de cogollos siempre dependerá la la cantidad y calidad de la luz. Lógicamente no son plantas que podamos cultivar en invierno y conseguir la misma producción que si lo hiciésemos en verano cuando las horas de luz y sobretodo de sol hace que se comporten como campeonas. Pero siendo conscientes de ésto, son variedades de las que podremos sacar buenas cosechas fuera de temporada, algo impensable con otras variedades sin forzarles el fotoperíodo, algo por otra parte bastante laborioso.
En la actualidad, la mayoría de bancos de semillas ofrecen versiones autoflorecientes de sus grandes creaciones, algo que agradecen tanto los cultivadores que no pueden permitirse un número de plantas suficientes en la temporada de verano para autoabastecerse todo el año o la posibilidad de tener un cultivo interior. En su mayoría plantas de pequeño porte, son ideales para cultivar en terrazas, balcones o pequeños jardines donde su baja estatura harán que pasen inadvertidas. Lejos quedan las primeras autoflorecientes que se pusieron tan de moda a finales de la década de los 2000, donde eran plantas que apenas crecían un par de palmos y una producción bastante pobre al igual que su potencia. Las autos actuales son en ocasiones igual de potentes que la versión no autofloreciente, fruto del gran trabajo que han realizado en estos últimos años. 5 genéticas autoflorecientes que nos han llamado mucho la atención en los últimos años son:
En lo que más insistimos, es de las condiciones climáticas que gozarán nuestras autoflorecientes y en la cantidad de horas de sol. La época ideal para cultivarlas es hacia finales de primavera y verano, con días largos y en principio, muy buen tiempo que les permitirá crecer lo máximo posible antes de comenzar a florecer. Tengamos en cuenta que la producción dependerá en gran medida del tamaño que consigamos que tengan las plantas antes de entrar en flora, además que son variedades que no estiran mucho en el cambio de ciclo. Germinadas en abril, mayo, junio o julio y con sus 8-10 semanas de cultivo, las podremos cosechar en junio, julio, agosto o septiembre con muy buenas producciones de cogollos. En cualquier otra época del año y siempre que dispongamos de unas 3-5 horas de sol directo, se pueden cultivar perfectamente y sacar unos buenos cogollos que nos vendrán muy bien si llegan las vacas flacas.
Las variedades autoflorecientes no se deben trasplantar. Preferiblemente escogeremos macetas de unos 11 litros, con un buen sustrato. No conviene interrumpir su crecimiento de ninguna manera, ya que pasadas unas 4-5 semanas desde la germinación comenzarán a florecer sin tener en cuenta su tamaño. Debemos darle espacio a las raíces para que se expandan desde el primer momento.
En interior se consigue el máximo rendimiento con fotoperíodos de 18/6 o 20/4, cuantas más horas de luz más producirán. El gasto eléctrico comparado con variedades no autoflorecientes es 1/3 más elevado (6 horas más al día), por lo que montar un interior con autos nos resultará bastante más caro. En cambio son variedades ideales para rellenar huecos en espacios de crecimiento, aunque después tengamos que cambiar el fotoperíodo a floración no pasará nada y terminarán su ciclo con buenos cogollos.
Y para terminar, no intentes sacarles esquejes. Aunque puede que consigas enraizar alguno, será imposible mantenerlo en vegetativo y comenzará a florecer con el mismo tamaño que lo has sacado. Mejor dejar todas las ramas en la planta y no cargarse futuros cogollos.