El aceite de Neem, mucho más que un insecticida polivalente
El aceite de Neem o de Nim es uno de los insecticidas ecológicos más empleados por cultivadores de todo el mundo. Se trata de un aceite vegetal que se elabora con las semillas y la fruta del árbol de nim, también conocido como margosa de la India. Éste es un árbol de hoja perenne originario de la India. De allí, poco a poco se ha ido introduciendo en muchas otras zonas tropicales, pudiendo hoy en día encontrarse prácticamente en todos los continentes.
EL ACEITE DE NEEM COMO INSECTICIDA
Como insecticida, el aceite de Neem se emplea principalmente para prevenir y combatir plagas de todo tipo. Desde araña roja o mosca blanca, hasta orugas, cochinilla, pulgón y muchos más. Además es seguro para animales y humanos, y respeta a los insectos beneficiosos como abejas y otros polinizadores, mariquitas… Cabe destacar que al actuar por ingestión, únicamente afecta a los animales que se alimentan directamente de las plantas.
El aceite de neem cuenta con una gran cantidad de principios activos, entre ellos la azadiracta. Éste actúa inhibiendo la capacidad de alimentación de las plagas. Los insectos al ingerirlo, dejan de alimentarse y mueren. También inhibe el crecimiento de los insectos que lo ingieren, consiguiendo reducir su fertilidad e impidiendo el desarrollo de larvas y huevos, es decir, rompiendo su ciclo vital.
Al actuar por ingestión, la mejor manera de aplicarlo en las plantas es en riego, donde actúa como un insecticida sistémico. Las plantas lo absorben por medio de las raíces y lo distribuyen a sus tejidos. Una vez el insecto se alimente de hojas o tallos de las plantas, es cuando comienza a actuar sobre ellos. De esta manera además tarda más tiempo en degradarse, hasta un mes. En cambio cuando se pulveriza y por efecto del sol, tan sólo se mantiene activo de 5 a 7 días.
EL ACEITE DE NEEM COMO FUNGICIDA
Pero el aceite de Neem es mucho más que un insecticida. También actúa como fungicida, fortaleciendo a las plantas y protegiéndolas frente al posible ataque de bacterias, hongos y enfermedades. Es capaz de tratar plantas infectadas por oídio, alternaria, botritis, mildiu, negrilla o roya. Y decimos «puede», ya que en ocasiones las condiciones ambientales son cruciales para su eficacia.
EL NEEM COMO FERTILIZANTE
Además, con el árbol de neem se elaboran fertilizantes. Éstos tienen un gran contenido en nitrógeno, con hasta un 10%. Pero también contiene hasta un 1% de fósforo, 1,5% de potasio, 0,75% de magnesio y 1,5% de azufre, además de micronutrientes importantes. Es un abono natural aprobado para el uso en cultivos orgánicos por Organic Farmers Growers (Reino Unido) y OMRI (EEUU).
Se ha demostrado su gran potencial, mejorando el desarrollo de la raíz, el crecimiento de la planta y la cosecha. También evita y trata problemas causados por desequilibrios nutritivos de oligoelementos, ya que ayuda a que la planta a mejorar la asimilación de nutrientes y hace que las plantas liberen elementos nutritivos en la tierra uniformemente durante largas temporadas, al contrario de otros fertilizantes convencionales. Incrementa el crecimiento y follaje de las plantas, además de mejorar la cosecha.