Hasta hace aproximadamente 15 años, tan sólo existían las semillas regulares. Tampoco se conocían entonces como regulares, puesto que no hacía falta distinguirlas de ninguna otra. Éstas siempre obligaban a plantar más de lo que realmente se necesitaba, ya que siempre había que contar con que saliesen algunos machos. Para el cultivador la llegada de las feminizadas resultó una gran ventaja. Si uno germina una semilla feminizada, obtendrá una hembra. Si germina una semilla regular, es jugársela a que salga macho y quedarse sin la cosecha que esperábamos.
La marihuana es una planta fotodependiente, es decir que depende de los fotoperíodos para ir completando sus ciclos. Crecen cuando las horas de luz crecen, y florecen cuando éstas empiezan a disminuir. En cambio las autoflorecientes no dependen de estos fotoperíodos, crecen aproximadamente 3-5 semanas y florecen automáticamente. Estas variedades proceden de cannabis ruderalis, una subespecie procedente de las zonas frías de Rusia. También por su pequeño tamaño las semillas autoflorecientes son la única opción para muchos cultivadores que no disponen más que de una terrazita, balcón o diminuto jardín.
El sol es la mejor iluminación posible, y de momento es gratis. Pero no todos los cultivadores disponen de un lugar en el exterior donde poder cultivar. Y siendo lo más importante la iluminación, muchísimos fabricantes se han especializado en ofrecer sistemas específicos para esta planta. Desde las típicas lámparas de alta presión de halogenuros metálicos o vapor de sodio, hasta fluorescentes de bajo consumo. Desde los paneles LED más sofisticados del mercado, hasta las nuevas luminarias LEC. Hoy en día si se usa una iluminación inadecuada, es porque el cultivador quiere, porque hay iluminación para todos los bolsillos.
Bendito olor el de los cogollos en floración. Uno nunca se cansará de pegar la nariz a las flores y aspirar sus aromas. Pero al vecino puede que no le guste tanto como a nosotros. Además que llega a ser un olor inconfundible que enseguida delatará nuestro hobby queramos o no. La llegada de los sistemas antiolor ha supuesto alcanzar la máxima discreción en el cultivo interior. Filtros de carbón, ozonizadores, neutralizadores… las opciones disponibles para eliminar el olor de las plantas en floración son muy variadas. Da igual el tamaño del cultivo, que siempre se podrá encontrar una solución antiolor.
Vale, puede resultar hasta entretenido manicurar las cogollos. Si se cuenta con amigos voluntarios incluso uno disfruta del momento. Pero cuando se trata de manicurar gran cantidad de plantas, la manicura puede ser una tarea que dure varios días. La llegada de las manicuradoras y peladoras de cogollos ha supuesto el ahorro de horas y horas de trabajo. En unos minutos se puede manicurar la planta más grande, sin sufrir el típico cansancio de dedos. Hay peladoras de cogollos de todos los tamaños, eléctricas, a gasolina, manuales, exclusivas para uso médico… sin duda una gran inversión para el cultivador profesional o aficionado.
Pues si. Este pequeño objeto es uno de los imprescindibles en la parafernalia del fumador. De plástico, madera, aluminio… manual o eléctrico… con separador de semillas, malla para la recogida de tricomas… y de todas las formas y tamaños. La esencia es siempre la misma, con un simple gesto se consigue triturar la hierba. Se trata de un accesorio normalmente con un mínimo de 2 partes a modo de recipiente. Unas púas en el interior de cada una muelen la hierba cuando se gira cada una de ellas. Simple, rápido y efectivo. Porque reconozcámoslo, deshacer la hierba con los dedos está bien, pero no es lo mismo que con un grinder.
Es una de las alternativas más saludables para consumir marihuana. Porque no todas las personas muestran tolerancia al humo y la cantidad de sustancias nocivas que se inhalan producto de la combustión es muy elevada. Los vaporizadores tienen todos el mismo funcionamiento. Los vaporizadores calientan la hierba por debajo de la temperatura de combustión, con lo que se pueden vaporizar tan sólo los cannabinoides. Éste es otro de los sectores cannábicos más evolucionados y actualmente nos encontramos con auténticas obras de ingeniería y de tecnología. De sobremesa, portátiles… calentamiento por inducción o convección…
Desde que las primeras civilizaciones hace miles de años se interesaron por el cannabis hasta nuestros días, las extracciones de resina han sufrido una gran evolución. Aunque en ocasiones poco han cambiado las técnicas. En muchos países el hachís se sigue extrayendo frotando las manos en los cogollos para recoger después la resina acumulada. O usando una tela de seda de finos agujeros que deja pasar los tricomas pero no la materia vegetal. Sin duda una de las grandes evoluciones es el BHO donde se emplea gas como disolvente. Aunque la palma se la lleva el Rosin Tech, menos peligroso y que no requiere ningún proceso posterior.
No dejan de ser una adaptación de un sistema de cultivo milenario. Los Jardines Colgantes de Babilonia supuestamente eran un cultivo hidropónico. Y en zonas de China, Sureste Asiático, Egipto y América del sur ya en la antigüedad también empleaban este tipo de cultivo. Los sistemas de cultivo hidropónicos y aeropónicos ofrecen cultivos de alto rendimiento. Y el paso de los años los ha conseguido perfeccionar, simplemente añadiendo aspersores o goteros, y una bomba de agua. Hay muchos tipos de sistemas para cualquier demanda, desde pequeños armarios hasta grandes invernaderos.
Para terminar este lista de grandes inventos, otra mención merecen estos amigos, los limpiadores de toxinas. Bebidas que ayudan al organismo a eliminar metabolitos, limpiadores de saliva y piel, champús para el cabello… Y hasta orina sintética. Para los exámenes más complicados, un pene falso y totalmente real para usar con esta orina. Sin duda un gran avance y una gran ayuda para esas ocasiones en que a alguien no le parece bien que se consuma una planta tan inofensiva como la marihuana.
